La jerarquía según ERC

Catalunya son sus municipios

Tanto en educación como en otros ámbitos, el Govern de Aragonès no trata bien a los municipios, reflejando una concepción jacobina del poder contraria a la cogobernanza

Pere Aragonès conversa con Oriol Junqueras y Josep Gonzàlez-Cambray, en el acto convocado por Òmnium con motivo de la Diada

Pere Aragonès conversa con Oriol Junqueras y Josep Gonzàlez-Cambray, en el acto convocado por Òmnium con motivo de la Diada / JORDI COTRINA

Xavier Martínez-Celorrio

Xavier Martínez-Celorrio

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Históricamente, en Catalunya ha cuajado un municipalismo defensor de la autonomía local ante cualquier abuso o extralimitación de otros poderes. No solo contra el poder estatal y sus formas de Estado absoluto y centralista del pasado, también contra el poder de la Generalitat cuando centrifuga competencias hacia los municipios que le son propias y las externaliza, encima, sin aportar recursos. Hay una parte del gasto municipal que se dedica a tapar los agujeros y la inacción de la Generalitat para mantener la calidad de los servicios públicos. Por ejemplo, en educación, el 15% del gasto público lo ejecutan los municipios de su bolsillo, pero eso no significa que el ‘conseller’ Cambray les tenga en cuenta o les escuche antes de tomar sus decisiones y ocurrencias unilaterales.

Ha pasado ya demasiadas veces en un Govern que olvida su minoría en el Parlament, pero que gestiona y gobierna como si tuviera mayoría absoluta. Por ejemplo, Cambray anunció la “gratuidad” para las familias con hijos de 2 años en las guarderías sin acordarlo antes con los municipios, a pesar de que el 93% del alumnado de la red pública asiste a centros de titularidad municipal. Se antepuso el anuncio electoralista al consenso previo con los municipios ante una cuestión que requiere de sostenibilidad financiera y otros detalles técnicos a negociar.

Ha pasado lo mismo con el mapa de la oferta de la formación profesional presentado hace poco sin haber dado voz ni recabar aportaciones del Foro de Ciudades con Consejos de la FP, que aglutina a 53 municipios. Vuelve a pasar con el anuncio de un plan para atajar el abandono escolar temprano prometiendo la cesión de datos a los municipios, pero sin haberlo dialogado antes ni haberlo ensayado en territorios piloto, como debe hacerse cualquier política moderna que quiera tener impacto. O sin ni siquiera contestar a la Diputació de Barcelona, que lleva un año esperando una respuesta oficial a su demanda de cesión de datos.

La última de Cambray ha sido decir que autorizará a los municipios a climatizar las escuelas públicas de primaria, poniéndolos en el foco. El mantenimiento y los suministros los deben pagar los ayuntamientos, pero la ley dispone que las obras RAM, como climatizar las aulas, corresponden a la Generalitat. Para el actual Govern de Aragonès, los municipios son el último de la fila, entes que deben obedecer sus dictados y aceptar su jerarquía con urgencia.

El último ejemplo ha sido el fracaso de la cumbre sobre la sequía ante la pretensión de la Generalitat de fiscalizar y sancionar a los municipios sin haber trabajado antes el consenso y la cogobernanza ante un tema tan estratégico como este. Quizá el problema de fondo es la aversión a toda forma de cogobernanza con los municipios, de cocreación de políticas y de reparto de poder hacia la proximidad.

Siendo ERC un partido republicano y soberanista, no distribuye poder hacia abajo o hacia la horizontalidad y el empoderamiento de lo local. Su sentido de soberanía más bien es absoluto y jacobino, reproduciendo una retórica cada vez más vacía e ineficaz, puesto que la complejidad de la gobernabilidad hoy en día exige soberanías compartidas, cogobernanza y confianza en unos municipios y ciudades que conectan mejor lo global y lo local. El recelo ante un municipalismo avanzado y cooperativo se ve reflejado en el informe ‘Una agenda para el municipalismo republicano’ que hace poco ha publicado la Fundació Irla de ERC. En el apartado de educación se repiten los tópicos de siempre, y carece de la ambición transformadora que, en cambio, encontramos en el informe ‘Nou model de governança de l’educació’, del Govern Alternatiu del PSC. Les recomiendo que busquen y lean ambos documentos.

La gestión centralista y unilateralista del ‘conseller’ Cambray contrasta con las interesantes propuestas que hacen los socialistas: descentralizar los servicios territoriales, definición de 10 ámbitos de corresponsabilidad con los municipios, la codecisión participativa con todos los agentes, el ecosistema local de redes colaborativas o recuperar las zonas educativas de la LEC (2009) que tuvieron corta vida en el último tripartito. Catalunya son sus municipios y su prosperidad dependerá de una cogobernanza que no vendrá del republicanismo jacobino que, además, ni tiene mayoría.  

Suscríbete para seguir leyendo