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Una segunda opinión, doctor

Más de una vez me he encontrado con dos opiniones opuestas y he tenido que buscar una tercera para llegar a conclusiones más precisas

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En estos días de vacaciones he tenido la oportunidad de saludar a conocidos que hacía mucho que no veía. En un ameno encuentro entre unos cuantos, uno me contó que había tenido un percance médico que me ha dado motivos para comentarlo en esta columna. 

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Me contaba que después de pasar una noche de fuertes dolores abdominales se fue a urgencias. Allí le diagnosticaron, siempre según su versión, una inflamación de la vesícula, y le recomendaron su inmediata extirpación, a lo que él, sin preguntar, accedió. A las pocas horas ya estaba sin vesícula y asunto concluido. Yo, que soy partidario de conocer el por qué de las cosas, especialmente las relacionadas con mi salud, le pregunté si antes de acceder a ser operado había pedido una segunda opinión, sobre todo tratándose de un asunto de quirófano, no sé, para saber si habría una alternativa menos radical que la de extirpar. Sorprendentemente, me dijo que no, que no preguntó, que lo que quería era no volver a tener ese dolor y se conformaba con el diagnóstico médico y la consiguiente intervención. Le pregunté si se había informado del porqué de la inflamación, a lo que me respondió con toda tranquilidad que no lo había preguntado, que se fiaba del médico y por tanto, una vez hallada la solución, poco le importaba el motivo por el cual había llegado hasta allí. 

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Es muy curioso cómo cada persona afronta cuestiones tan importantes de una manera tan distinta. Yo, un aprensivo de manual, me resulta impensable no preguntar y repreguntar a un médico el motivo de una dolencia, por qué de un tratamiento y no otro y, si es un asunto de quirófano, saber a través, como mínimo, de una segunda opinión, la necesidad de intervenir. No es una cuestión de desconfianza de quien me da el diagnóstico, se trata de buscar en lo posible tratamientos menos radicales e invasivos. Más de una vez me he encontrado con dos opiniones opuestas y he tenido que buscar una tercera para llegar a conclusiones más precisas. Es probable que la vesícula de mi amigo debiera ser extirpada, pero ¿y si no? En cualquier caso es una opción de cada cual pedir segundas opiniones, pero desde aquí recomiendo hacerlo, al menos si de extirpar se trata.

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