Inversiones

¿Qué podemos hacer si tenemos ahorros?

Un tema clave es la diversificación y no “poner todos los huevos en la misma cesta”. Hay que repartir los ahorros equilibrando tres objetivos: rentabilidad, riesgo y liquidez

Los patrimonios familiares cogen el testigo a los fondos de inversión y sacarán a bolsa más inmobiliarias en 2023.

Los patrimonios familiares cogen el testigo a los fondos de inversión y sacarán a bolsa más inmobiliarias en 2023.

Oriol Amat

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El ahorro es una virtud que conviene aprender en casa en la niñez, puesto que da seguridad de cara al futuro. Por eso, hay que gastar menos de lo que se gana. Aunque ganes mucho, si gastas más, siempre te faltará dinero. Desgraciadamente, el ahorro no está al alcance de todo el mundo, puesto que alrededor de un 25% de las personas tienen dificultades para llegar a fin de mes.

Si tenemos ahorros, lo primero a considerar es qué objetivos tenemos y nuestro perfil de riesgo. Los jóvenes pueden asumir más riesgo. Si estamos jubilados hay que proteger los ahorros y asegurarnos que son seguros y líquidos. Un tema clave es la diversificación y no “poner todos los huevos en la misma cesta”. Hay que repartir los ahorros equilibrando tres objetivos: rentabilidad, riesgo y liquidez. En principio, más rentabilidad quiere decir más riesgo, podemos perder más si las cosas van mal.

Una propuesta de sentido común es invertir solo en productos que se entiendan. Por ejemplo, si no entendemos de criptomonedas, divisas o mercados de derivados, no tenemos que invertir. También tenemos que decidir qué parte de los ahorros estarán de forma líquida, normalmente depósitos a la vista. Tendría que ser una cantidad suficiente para atender imprevistos que podamos tener en los próximos meses. Estos depósitos dan poco interés pero los podemos recuperar de manera inmediata y tienen poco riesgo, puesto que están garantizados por el banco. Y si el banco tiene problemas el Fondo de Garantía de Depósitos lo garantiza hasta 100.000 euros por depósito y titular.

El resto se puede invertir con un horizonte a largo plazo en inversiones financieras como la deuda pública o los depósitos a plazo, que se realizan por un periodo concreto, en el cual no se puede retirar el dinero sin penalización. Suelen ofrecer un rendimiento más alto que los depósitos a la vista, pero hoy en día la rentabilidad que ofrecen está por debajo de la inflación y, por lo tanto, se pueden desvalorizar con el paso del tiempo. Los fondos de inversión son dinero gestionado por entidades financieras que pueden invertir en diferentes tipos de activos y son una opción de diversificación. El problema es que a menudo el cliente tiene una perspectiva a largo plazo y, en cambio, la entidad quiere rentabilidad a corto plazo y esto hace que los objetivos no sean coincidentes. También hay que mirar la comisión de gestión, que en algunos fondos es muy elevada. Los planes de pensiones, similares a los fondos de inversión, son productos financieros destinados a mejorar la pensión que recibiremos cuando nos jubilamos. También podemos invertir en acciones de empresas, podemos ganar mucho pero también lo podemos perder todo si la empresa quiebra. Si invertimos en empresas, hay que escoger unas 12 o 15, y de 4 o 5 sectores, para diversificar el riesgo. Tienen que ser sectores que entendamos y con futuro, y empresas en las que confiemos, que estén poco endeudadas, que paguen un buen dividendo y que estén baratas (con un precio de unas 10 veces el beneficio por acción anual). Si esto es demasiado complicado, tendremos que dejarnos aconsejar por una entidad o asesor que sea de nuestra confianza.

Y también podemos hacer inversiones inmobiliarias, ya sea la propia vivienda o plaza de parking, o inmuebles que compremos para alquilar o vender más adelante. Es importante que sea una zona que conozcamos bien y que podamos ir viendo cómo evoluciona con el tiempo, así si hay problemas podremos vender antes de que sea demasiado tarde.

En las inversiones es importante tener una perspectiva de largo plazo, puesto que a corto plazo puede pasar de todo. Y hay que escoger bien el momento de compra y el de venta. Como se dice a menudo: “Hay que comprar con los cañones y vender con los violines”, que quiere decir hacer las inversiones cuando el mercado ha tenido una caída fuerte, puesto que todo está más barato, y vender cuando los precios se vuelven locos, normalmente por una burbuja especulativa. Si nos coge un 'crack' de los mercados, y hemos invertido bien, hay que tener la cabeza fría y no precipitarnos a vender, puesto que las buenas inversiones siempre se recuperan. Y, finalmente, como decía la Madre Teresa de Calcuta: “Las personas más ricas son las que dan más”. Por lo tanto, hay la opción de destinar una parte de los ahorros a alguna causa justa que lo merezca y haga mejor este mundo.

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