Infancia y juventud

La educación sexual, una parte esencial de la educación integral

Es necesario entender que abordar la sexualidad entendiéndola como un aspecto vertebral de la vida, en positivo y con responsabilidad, pero a la vez con disfrute, ya es transformador para el presente y para el futuro de nuestras vidas

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Archivo - Colegio, aula, primaria, clase, niño, niña, niños, estudiando, estudiar, deberes, nuevas tecnologías, tablet / EUROPA PRESS - Archivo

Gemma Altell

Gemma Altell

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En los últimos años se ha ido visibilizando más y más la importancia de la educación sexual para niñas/os y jóvenes. La irrupción masiva de los feminismos ha sido uno de sus motores. Darnos cuenta de que, en la construcción y evolución de las personas desde que nacemos, la sexualidad que es una cuestión inherente al ser humano- ha sido tratada hasta hace poco con más silencios que palabras, ha sido y es uno de los ejes de la agenda feminista. Estos silencios –en las familias, a menudo en las parejas, en las escuelas e institutos, etc– están construidos sobre un determinado modelo implícito y explícito de sexualidad patriarcal y heteronormativa. El aflorar de las diversidades sexuales ha permitido reivindicar y evidenciar la imperiosa necesidad de la educación sexual como uno de los pilares de la educación de niños y jóvenes (y si pudiéramos también de adultos).

Ahora bien, a pesar de las evidencias de que no es un tema que podamos rehuir, seguimos sin implementar la educación sexual de forma obligatoria en todo el currículum académico de la Educación pública en Catalunya. Pero el proyecto y los contenidos están realizados. Hace ya unos años la Asociación de Derechos Sexuales y Reproductivos recibió el encargo del Departamento de Educación de diseñar el programa 'Coeduca't' para transversalizar la educación sexual en toda la etapa obligatoria (de P3 a 4º de ESO ). Pero hoy por hoy, la implementación en todo el territorio catalán todavía no se ha hecho efectiva. Su aplicación sigue siendo una cuestión que cada centro puede decidir unilateralmente. ¿A nadie le parecería lógico que la decisión sobre formar en matemáticas o lengua dependiera de la decisión de cada centro, verdad? La educación sexual o su carencia tendrá, sin duda, un mayor impacto en las vidas de todas las personas que muchos de los contenidos transmitidos en el entorno escolar. Recibir una educación sexual completa es un derecho que tenemos. Derecho de todos y todas. Por eso el Govern debe poner los recursos económicos y desplegar las acciones necesarias para que la educación sexual pueda ser implementada en todas las escuelas e institutos y no genere una nueva desigualdad social donde la aplicación dependa de dónde has nacido.

¿Y por qué desde P3? Porque estamos hablando de educar sobre las relaciones afectivas, sobre el autoconocimiento, sobre la menstruación (a chicas y también a chicos) y sobre el placer en todas sus formas contribuyendo a construir un pensamiento crítico sobre lo que queremos y deseamos e identificar dónde está nuestro consentimiento. Estamos hablando de romper con el paradigma que hemos tenido hasta hace muy poco donde lo que llamábamos “educación sexual” se reducía a la prevención de embarazos o del VIH; el paradigma del miedo. Es necesario pues entender que abordar la sexualidad entendiéndola como un aspecto vertebral de la vida, en positivo y con responsabilidad, pero a la vez con disfrute, ya es transformador para el presente y para el futuro de nuestras vidas porque dará herramientas para identificar las vulneraciones de derechos así como para identificar qué, cómo y con quién queremos relacionarnos. Así pues, la educación sexual no pertenece a una opción política. Es una vertiente imprescindible para una educación integral para la ciudadanía.

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