'Tsunami democràtic'
La causa secreta, abogado
Si en algo tenía razón Marta Rovira era en ser cautelosa. No ya por el juez Llarena si no por el sumario por terrorismo en la que se la señala directamente

La secretaria general de ERC, Marta Rovira.
El abogado de cabecera de Puigdemont arremetió contra Marta Rovira públicamente tras la derogación del delito de sedición. No era la primera vez. Y probablemente no va a ser la última.
Lo curioso es que su defensa jurídica no ha logrado la vuelta de nadie del exilio. Mientras que la de Rovira permitió la vuelta de Clara Ponsatí. Y probablemente la candidatura de Josep Rull -un tipo formidable y honesto- a la presidencia de la Generalitat.
Las embestidas contra Rovira tenían por objeto descalificar a esta y a su estrategia política. La única que ha logrado réditos tangibles ante la cacareada estrategia de la confrontación ‘inteligente’ que, sobre todo, se ha revelado como cainismo visceral.
A Rovira, le reprochaba el abogado que no volvía a Catalunya porque no quería. Vamos, que estaba en Ginebra por capricho. No como sus patrocinados, verdaderos patriotas. Rovira recordaba ante el infundio -visiblemente indignada- que ella estaba procesada aún por rebelión. Pero además advertía de la posible existencia de una causa secreta. Lo que para el 'nosurrendismo' era una cortina de humo de la que mofarse.
El caso es que ahora de sopetón se ha filtrado el sumario secreto en manos del juez García-Castellón de la Audiencia Nacional sobre Tsunami Democràtic, esa respuesta a la condena del Supremo contra el juicio a Junqueras y compañía que muchos conocieron al aparecer Pep Guardiola prestando su voz e imagen a favor de esa movilización.
Y resulta que Rovira aparece -en el informe de la Benemérita- como la cabecilla del proyecto que, recordemos, exigía aquello de ‘Sit and talk’, que fue el prólogo de la mesa de diálogo donde se gestó, entre otros, el indulto a Jordi Turull, aunque luego se lo afee a Junqueras con palabras gruesas y a menudo grandilocuentes.
Entretodos
Vayan ustedes a saber qué hay de cierto en ese informe que ha dado pie al traslado de la causa a la Audiencia Nacional, por presunto terrorismo. El periodista Carlos Quílez, en ‘El contragolpe’, asegura que al juez Aguirre, el que ordenó las detenciones por Tsunami Democràtic, se le fue la olla. Y de ahí que el fiscal Maldonado reprendiera al juez instructor. Algo insólito.
Pero si en algo tenía razón Rovira era en ser cautelosa. No ya por el juez Llarena, sino por el sumario por terrorismo en la que se la señala directamente. Por eso Ponsatí puede volver. Y Rovira, no. Unos cardan la lana y otros se llevan la fama, señor abogado.
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