Análisis

Una tormenta perfecta se está gestando en el Mediterráneo

La guerra en Ucrania centra los esfuerzos de la UE, pero los Veintisiete deberían prestar mayor atención a su frontera sur ante el incremento de la inmigración irregular y la actividad de las mafias que trafican con seres humanos

Un grupo de migrantes descansan en el barco de rescate de MSF 'Geo Barents' tras ser rescatados en el Mediterráneo central.

Un grupo de migrantes descansan en el barco de rescate de MSF 'Geo Barents' tras ser rescatados en el Mediterráneo central. / DARRIN ZAMMIT LUPI / REUTERS

Diogo Alexandre Carapinha

Diogo Alexandre Carapinha

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El pasado año estuvo marcado por el regreso de la guerra a Europa debido a la invasión rusa de Ucrania. Pero mientras los ojos de Europa se dirigen casi en exclusividad hacia el este, en el sur los indicadores se conjuran para que acabe estallando una tormenta perfecta. El Mediterráneo, y todo lo que ocurre en esta región, es uno de los temas más importantes con los que debe lidiar la política exterior europea, pero nadie parece prestar suficiente atención a los graves acontecimientos que se avecinan.

El aumento significativo del número de inmigrantes procedentes de la ruta del Mediterráneo central, además de la renovada inquietud que generan la acciones de las redes criminales de tráfico de seres humanos en el Mediterráneo occidental, son acontecimientos que permiten calificar a 2022 como un año preocupante para Europa, al tiempo que permiten adelantar que 2023 será un periodo con muchas dificultades.

Datos muy preocupantes

Los datos son muy preocupantes. Tan solo en la península Ibérica, terminó 2022 con la entrada de casi 15.000 inmigrantes irregulares, más del doble que en 2012 (6.400). Las cifras del Mediterráneo central son aún más graves, ya que la tendencia no muestra signos de desaceleración: 100.000 migrantes, casi nueve veces más que en 2019.

La necesidad de prestar más atención a las fronteras meridionales de Europa va más allá de aspectos morales y humanitarios, e incluso se entremezcla con cuestiones de seguridad. La mayoría de los inmigrantes proceden de países como Siria, Afganistán, Marruecos y Argelia, pero también de territorios más lejanos como Bangladesh o la región del Sahel.

Estas personas huyen, no sólo de la guerra y la agitación social, económica y política, sino también de situaciones climáticas extremas. Aunque en los meses invernales las condiciones dificultan las travesías marítimas, la experiencia pasada nos ha demostrado que estos obstáculos no detienen a la gente cuando está desesperada. Es posible que nos enfrentemos a imágenes aterradoras en 2023.

El negocio del crimen

Según datos de Frontex, más del 90% de los inmigrantes irregulares que llegan a Europa recurren a traficantes durante sus viajes. En el proceso, las redes delictivas se aprovechan de la vulnerabilidad de los inmigrantes, obligando a las víctimas a delinquir a cambio de documentos y facilidades de transporte. En los últimos años, la Unión Europea se ha convertido en uno de los principales destinos de estas redes y de las víctimas de la trata de seres humanos procedentes de terceros países. La explotación sexual es la forma principal, seguida de la explotación laboral.

Para que los lectores se hagan una idea, según los últimos datos recogidos, en la UE, en un solo año, las ingresos delictivos procedentes de la trata de seres humanos con fines de explotación sexual se estiman en unos 14.000 millones de euros.

La falta de rutas de viaje legales y seguras expone a los inmigrantes irregulares a diversas formas de tráfico de personas y crea grandes oportunidades de lucro para las redes criminales. Además de la trata de seres humanos, los fenómenos de tráfico de drogas y de mercancías falsificadas también han aumentado en los últimos años. El terrorismo, con el avance del yihadismo en el continente africano, principalmente en el Sahel, sigue siendo un importante motivo de alarma.

Consciente de lo que le espera

La UE debe ser consciente de las dificultades que afrontará en este año la lucha contra la inmigración ilegal y la delincuencia, el contrabando y el terrorismo. La inestabilidad, la seguridad, los retos económicos y otras presiones e incertidumbres afectarán a los países de origen de la inmigración y las consecuencias de la falta de diálogo y cooperación podrían ser perjudiciales para Europa. 

Estos retos se mantendrán en el tiempo, generando importantes flujos migratorios irregulares, especialmente hacia el Mediterráneo central y occidental. La explosión demográfica prevista en África, paralelamente a las repercusiones del cambio climático y los problemas de seguridad, inflará aún más los fenómenos migratorios en curso durante la próxima década. Hay que actuar ya, antes de que arrecien los problemas para los países miembros del espacio Schengen.

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