Golpe franco

La noche en la mitad de la tarde

El Barça recupera a sus delanteros y golea al colista

La contracrónica del Elche-Barça: Ansu Fati se libera y Eric se reinventa

Elche - Barcelona en imágenes

Elche - Barcelona en imágenes / EFE

Juan Cruz

Juan Cruz

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Eduardo Falú, el hombre de una mano que parecía una guitarra, sureño como Messi, poeta de la canción folklórica argentina, canta unos versos inolvidables que sirven para este momento nocturno del equipo en el que suspiramos porque vuelva el rosarino de oro.

La canción dice, en parte, «se me está haciendo la noche en la mitad de la tarde/ no quiero volverme sombra/ quiero ser luz y quedarme». El Barça suspira por Messi. Los aficionados suspiramos por que se acabe esta noche del alma perdida del mejor delantero de su historia, y en ese rezo interviene la canción. 

Demasiada noche sin Messi, demasiada tarde triste, demasiadas noticias por las que peligra el sentido común de la historia azulgrana. El sentido común obligaba a tener cuidado con lo que se rompe, pero se ha roto el Barça por el prestigio, que no por lo que pasa en el campo, y eso es fatal para sacar cabeza. La noche es larga, y ya es demasiado larga, como la cola de una serpiente venenosa. Hasta que no se libere el brono colidoso (esto es de Cortázar) que atenaza la garganta azulgrana no nos salvarán ni las victorias en el campo. 

El cuento de la lechera

La noche puede mejorarse, se puede aclarar, si vuelve Messi. El cuento de la lechera aconseja que haya leche para que se produzca el milagro, y ahora, disculpen, lo que hay es mala leche; leche cuarteada, rota, de la que cuelgan insultos, vaguedades, medias verdades, con tal de avergonzar (sin razón, con ella) el porvenir de un equipo que, hombre, no está tan mal del todo. 

Miren la tabla, y contrástenla con otras tablas, y comparen lo que se dice del club azulgrana, mientras juega, con lo que se dice del juego en curso de los otros. El Barça juega bien, falla, vuelve a jugar bien, tiene lesionados, se recuperan. Tiene de todo. Es un equipo de fútbol. Lo tratan como si fuera un ardid sospecho todo lo que proviene de sus pies. Y de la cabeza ni hablamos: esa está condenada. 

El mito Fati

Se le está haciendo la noche y está alumbrando el día a la vez al Barça. Faltaba que, en esta degollina que nos ha tocado, se rompiera el mito Fati, referido por el padre para ser más que un club. Y anoche, al fin, puesto y dispuesto, marcó un gol de vibrante serenidad. Hizo de Messi un poco, ¿o no se puede decir esto? Y como lleva el 10 en la camisola (así se decía en tiempo de José Félix Pons) es fácil deducir que algo en el horizonte se abre para que un día (¡ojalá!) el grande le haga el pasillo al otro, celebrando que, al fin, Ansu el 10 y el Gran 10 coinciden en un campo de juego que les espera. 

Uno de los dos nos hará felices; ya nos hizo felices el mayor, el paisano del hombre que, con la guitarra, le enseñó a Argentina a darle aire a la melancolía. «No quiero volverme sombra, quiero ser luz y quedarme». LaLiga es la luz que va delante. Ya verán el miércoles. Entonces se jugará con luz eléctrica un partido eléctrico que yo veré porque no quiero que pasea más esta sensación de noche cerrada en la que nos ha querido poner la mala historia. 

Me queda un lamento. Que el Elche, ay, el otro equipo de nuestro querido y añorado director, Antonio Franco, esté, este sí, con toda la noche encima.  

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