Así disimula Xavier Trias
El color predominante en los carteles es el verde azulado; no hay en ellos nada ni remotamente cercano al color amarillo, que además de ser históricamente gafe, recuerda demasiado los momentos más oscuros de Catalunya.
Albert Soler
Periodista
Lo que le mola a Xavier Trias es ser alcalde de Barcelona, así que hace bien de deshacerse de lo que dificulte ese objetivo. La primera rémora que ha eliminado es cualquier indicio de relación con JuntsxEstorbo (o como se llamen hoy), que como su nombre indica son un lastre demasiado pesado. Tanto da que uno aspire a ser alcalde o señora de la limpieza, si quiere tener alguna opción debe desmarcarse de los Vivales, Borràs y compañía; que el que no está acusado de malversación, lo está de prevaricación. Trias los conoce bien, así que se ha cuidado mucho de esconder las siglas de JuntsxOcultar (o como se llamen hoy) durante la campaña. Su eslogan será un aséptico y apolítico 'Trias por Barcelona', y no se descarta que salga a los actos electorales silbando, como el que disimula, "yo solo pasaba por aquí". Por si queda todavía algún despistado que quiera vincularlo al lacismo, el color predominante en los carteles es el verde azulado; no hay en ellos nada ni remotamente cercano al color amarillo, que además de ser históricamente gafe, recuerda demasiado los momentos más oscuros de Catalunya.
La republiqueta estuvo muy bien para jugar una temporada a las revoluciones, pero si uno quiere ser primer edil de Barcelona, mejor dejar los cuentos para los niños, diga usted que sí, don Xavier. La estrategia de Trias pasa por simular ser un abuelete que, como quien no quiere la cosa, se ha visto de repente en la carrera a la alcaldía, sin ningún partido detrás, sin ninguna ideología, sin ninguna estrategia y sin nada que ver con el lacismo; a él lo reclutaron un día que estaba en el bar jugando al dominó. Allí ya lo negaba todo, incluso a los camareros que lo atendían.
- ¿Junts, dice usted? ¿Waterloo? ¿Vivales? No sé de qué me está hablando, mozo. Y haga el favor de no ponerme rodaja de limón en la Coca Cola, le he dicho que no quiero nada de color amarillo.
Tendrá que andar con cuidado en los mítines, no sea que se presenten en ellos seguidores con 'estelades' o lacitos amarillos, esas cosas perjudican. Y que sobre todo no haya pantallas en el escenario, eso sí es un peligro, que el Vivales tiene tendencia a aparecer en ellas en mitad de cualquier acto, al estilo Zelenski. Uno se esfuerza en negar el lacismo tres veces cada día antes de que cante el gallo, y con solo un video de dos minutos dándole apoyo, el Vivales le hunde la campaña.
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