Suecia se queda en el limbo

Hungría, junto con Turquía, constituyen ya los dos últimos obstáculos para la adhesión de Suecia al marco euroatlántico

El primer ministro de Hungría, Víktor Orban, este jueves.

El primer ministro de Hungría, Víktor Orban, este jueves. / LESZEK SZYMANSKI

Ruth Ferrero-Turrión

Ruth Ferrero-Turrión

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Después del anuncio de Finlandia y Suecia durante el otoño sobre su intención de adherirse a la OTAN, el Parlamento húngaro, con una mayoría de más de dos tercios de Fidesz, ha estado inusualmente pasivo en avanzar hacia la ratificación de la adhesión de ambos países. Finalmente, el Parlamento húngaro ha votado la ratificación de la adhesión de Finlandia a la OTAN con la única oposición del partido de extrema derecha Mi Hazank (Nuestra Patria), 182 votos a favor y seis en contra. Suecia se queda, por el momento, fuera de la agenda de votaciones de la sesión parlamentaria. De este modo Hungría, junto con Turquía, constituyen ya los dos últimos obstáculos para la adhesión de Suecia al marco euroatlántico.

Ya en el mes de febrero, el jefe del grupo parlamentario de Fidesz planteaba las reservas de varios diputados húngaros sobre la incorporación de estos dos países a la OTAN por una sola razón, las críticas recibidas desde Suecia y Finlandia al devenir del Estado de derecho en Hungría. De este modo, como niños con rabieta, planteaban que tras criticarles ahora les pedían favores. Los repliegues nacionalpopulistas funcionan así, se plantea una afrenta nacional, que habitualmente oculta maniobras que no quedan expuestas a la opinión pública hasta que se concretan. Y este es el caso.

Orban se encuentra, desde la invasión rusa de Ucrania, cada vez más solo y aislado en la UE y busca con fruición aliados en la fronteras inmediatas de la misma, estos son los casos de Serbia y de Turquía. En este caso, ha sido palmaria la alianza establecida entre Budapest y Ankara con el fin de retrasar la adhesión de estos países en la medida en que les pueda ser útil para alcanzar otros objetivos políticos. De este modo, el pasado 17 de marzo, Orban y Erdogan acordaron aprobar la incorporación de Finlandia y dejar fuera a Suecia. Así, Erdogan podría utilizar esta baza de cara a las elecciones turcas que tendrán lugar en mayo. La OTAN, por su parte, ve con preocupación esta demora ya que puede generar dudas sobre la estrategia militar de la alianza, pero también porque no le interesa que una larga espera pueda debilitar el recién adquirido otanismo de la sociedad Sueca.

Pero ¿qué ganan ambos autócratas con esta maniobra? La respuesta es sencilla, y nada tiene que ver con amistades peligrosas con Rusia. Más bien, lo que se pretende en los dos casos es tanto reforzar su posición en el ámbito interno mostrando a su opinión pública la fuerza del país en política exterior, como mostrar a sus aliados que necesariamente tienen que contar con su concurso para tomar decisiones y, por tanto, que es importante tenerles de su parte.

Así, Turquía esperará a celebrar sus elecciones en mayo, y Hungría pondrá una mayor presión a la presidencia sueca del Consejo con esta cuestión con el fin de desbloquear los fondos EU, punto sobre el que Suecia, y también Finlandia, han sido especialmente incisivos. Tocará esperar al menos hasta la cumbre de la OTAN del mes de julio en Lituania.