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¿Es Yolanda Díaz la solución?

Sánchez busca un competidor más “leal” que el Podemos actual, pero si al final hay tres listas de izquierdas, la derecha será la gran beneficiada

Yolanda Díaz, durante la segunda jornada de la moción de censura al Gobierno de Pedro Sánchez.

Yolanda Díaz, durante la segunda jornada de la moción de censura al Gobierno de Pedro Sánchez. / EPC

Joan Tapia

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Hace dos años, el vicepresidente Pablo Iglesias dio la campanada con una súbita dimisión para presentarse en la Comunidad de Madrid. Entonces nombró a dedo a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, como su sustituta en el Gobierno y la futura candidata de Podemos. Y afirmó que Yolanda, que ya tenía buena imagen y no provenía de la izquierda antisistema sino de CCOO, podía ser la primera presidenta de Gobierno de España. Y cuando la nueva vicepresidenta segunda logró que el Gobierno llegara a un difícil acuerdo sobre la reforma laboral con la patronal y los sindicatos, las trompetas mediáticas sentenciaron que había nacido la gran esperanza blanca de la izquierda, a la izquierda del PSOE pero que quería gobernar con el PSOE.

El martes, cuando en el debate de la moción de censura Pedro Sánchez renunció a una segunda réplica a Tamames y subió a la tribuna la vicepresidenta segunda con un muy estudiado discurso en el que defendió la acción del Gobierno y ensalzó su unidad (tan agrietada los últimos meses) con elogios a las ministras socialistas del Gobierno y a las de Podemos, se confirmó que era la esperanza de la izquierda del PSOE que gobierna con el PSOE y que quiere que siga el gobierno progresista. Y esta vez la unción no era de Pablo sino de Pedro. Además, Yolanda lleva meses siendo la política (y el político) más valorada en casi todas las encuestas.

Con su gestión, su valoración y su ‘look’ de una izquierda que no renuncia a la elegancia (sus críticos la llaman ‘la fashionaria’), Yolanda ha sabido colocarse bien. ¿Todo ok, pues? No, porque si hace dos años era la opción de Iglesias para una izquierda que plantara cara al PSOE, ahora es la de Sánchez para impulsar una izquierda que no siga la línea de Irene Montero e Ione Belarra que -en especial desde el fracaso de la ley del ‘solo sí es sí’- se enfrenta al presidente y niega el progresismo del PSOE, ya sea por la revisión de la ley de libertad sexual o de las leyes mordaza y de la vivienda, que están en el limbo.

En el último año ha habido un doble divorcio. Primero, el del PSOE y Podemos, que está erosionando la autoridad de Pedro Sánchez como presidente. Luego, el de Yolanda Díaz, que hace meses que anuncia una plataforma política -al final la ha bautizado como Sumar- y el aparato de Podemos. Sánchez dejó claro en el debate que su opción es Yolanda porque quiere tener a su izquierda un competidor que perturbe menos al Gobierno y no despierte tanta alergia en el electorado moderado. Y, en gran parte por eso, Iglesias ya no se fía de Yolanda y la vicepresidenta confiesa, en privado, que la quiere “liquidar”.

¿Qué pasa? Yolanda ha volado por cuenta propia y tiene aliados en Izquierda Unida, Más País, los Comunes e incluso Compromís. Y a la hora de configurar la lista a la izquierda del PSOE, es lógico que Iglesias quiera frenarla para aumentar el peso de Podemos. Por eso, Ione Belarra e Irene Montero se niegan -antes de cerrar un pacto previo con Yolanda- a asistir al bautizo de Sumar el 2 de abril, el Domingo de Ramos. ¿Estamos pues ante una tensa negociación entre Yolanda y Podemos que al final concluirá en un acuerdo? Quizá, pero también puede ser que el pacto sea imposible, o que Pablo Iglesias ya haya decidido no diluirse en una lista fuera de su control, que Yolanda no ceda, y que, al final, en las elecciones haya tres listas de izquierdas: PSOE, Sumar y Podemos.

Si así fuera sería un gran regalo a la derecha, mayor que el de Vox a Sánchez con la moción de Tamames. La victoria de Sánchez en las dos elecciones de 2019 se debió en parte a que, a nivel nacional, en la izquierda solo había dos listas, mientras que en la derecha competían tres (PP, C’s y Vox). Si ahora en la derecha solo hay dos (C’s está desahuciado desde el gran error de Rivera) y en la izquierda tres, el escenario auparía a Feijóo porque en muchas provincias la izquierda, por su división, perdería el último diputado. Como la derecha en 2019.

¿Es la apuesta de Iglesias? Todo es posible en un político que hizo repetir las elecciones de 2019 para ser vicepresidente y que 14 meses después dimitió para ser candidato contra Isabel Ayuso y quedó penúltimo. Que nombró a Yolanda, y ahora la quiere “desnombrar”.

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