NEWSLETTER
Todo lo hacen ellas

Ante la escasez de recursos públicos, las mujeres siguen cargando con el cuidado no profesional de los mayores en España. /
El machismo sigue operando fuera de los focos. Pero en nuestro ejercicio de hacer del 8M un compromiso cotidiano, la sección de Sociedad, capitaneada por Montse Baraza y Núria Marrón, sigue destapando esas prácticas ocultas de discriminación de las mujeres. Empezábamos la semana detectando que la mayoría de los hombres pide el permiso de paternidad al mismo tiempo que sus parejas porque no asumen otro rol que el de ayudantes. Y la acabamos con otro dato espeluznante: el número de mujeres que dejan el trabajo para cuidar a sus mayores se ha duplicado en 15 años. La conclusión es clara: todo lo hacen ellas. Ese todo se refiere principalmente al cuidado de las personas en sus edades vulnerables: la infancia y la ancianidad. Claro que los servicios públicos ayudan pero, al final, el cuidado es entre humanos que mantienen vínculos afectivos y ahí es donde la masculinidad imperante sigue sin asumir la plena igualdad con las mujeres. Coger a un niño en brazos o acariciar al abuelo sigue considerándose una responsabilidad de las mujeres que deben sumar como sobrecarga a sus proyectos personales.
La reivindicación y los cambios legislativos han impulsado la igualdad de género en el último siglo. Quizás en el último tramo hay que poner énfasis en los cambios culturales, de mentalidad. Sí, en la guerra cultural que plantea la ultraderecha pero al revés, no para combatir al feminismo sino para profundizarlo. Y nos equivocaríamos mucho si pensáramos que esa responsabilidad hay que dejarla en manos de la escuela o que su fracaso depende de TikTok. El último tramo del cambio de mentalidad masculina está en esos comentarios sobre los excesos del feminismo cuando las mujeres no están presentes o en la reproducción de los roles tradicionales en las tareas del hogar. De nada sirve hablar en femenino si luego se tutela a una líder política como si fuera menor de edad por ser mujer. Sí, el postureo también acecha al feminismo pero lo hace aún más irreversible.
¿Ya eres usuario registrado? Inicia sesión
Este es un contenido especial para la comunidad de lectores de El Periódico.Para disfrutar de estos contenidos gratis debes navegar registrado.