Demasiados temas pendientes por resolver en la UE

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Eliseo Oliveras

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Los líderes de la Unión Europea (UE) concluyeron su cumbre de primavera este viernes en Bruselas dejando de nuevo pendientes demasiados temas esenciales para el futuro industrial y socioeconómico europeo, escondiendo los desacuerdos detrás de declaraciones voluntaristas y autocomplacientes. Más de un tercio de las conclusiones del Consejo Europeo están dedicadas a Ucrania, el único tema sobre el que existía un consenso. Pero se pasa de puntillas sobre otras cuestiones clave, como la reforma de los precios eléctricos, el impulso a la industria europea, la reforma de las reglas del gobierno económico y la inmigración, remitiéndose a futuras cumbres.

Más de 20 meses después del inicio de la escalada descontrolada del precio de la luz en la UE, que disparó la inflación y encareció las hipotecas y las inversiones, sigue sin reformarse el sistema de precios eléctricos. A causa de ello, no sólo los hogares sufren facturas desmedidas, sino que la industria europea tiene unos costes eléctricos cuatro y cinco veces superiores a los de sus competidores de EEUU. La propuesta de reforma de  la Comisión Europea incumple las promesas de 2022 de su presidenta, Ursula von der Leyen. No desacopla el precio de la electricidad del gas y el nuevo sistema no habría evitado la crisis iniciada en junio de 2021, que llevó el precio de megavatio/hora (MW/h) por encima de los 850 euros en agosto de 2022.

El apoyo a la propuesta por parte de la patronal eléctrica, tras sus beneficios record en 2022 en la UE, indica el nivel de influencia de las eléctricas en los despachos de la Comisión Europea y revela que no servirá para corregir la disfunción del actual sistema marginalista: el sistema de producción de luz más caro para cubrir la demanda (gas) fija el precio global, aunque sólo aporte un fracción mínima de la electricidad producida y el resto se haya generado a costes muchísimo más bajos (renovables, hidráulica, nuclear). Ahora que se han moderado, los precios mayoristas máximos de este 24 de marzo en los miembros occidentales de la UE son más del doble de los máximos del viernes equivalente de marzo de 2019, antes de la pandemia.

La industria de defensa europea

Después de un año de guerra en Ucrania, los planes para desarrollar la industria de defensa europea avanzan muy lentamente. La UE ha prometido suministrar un millón de obuses de artillería a Kiev durante 12 meses. Pero aún no está claro si las industrias europeas podrán lograr esa producción y se corre el riego, una vez más, de que los fondos europeos sirvan para desarrollar la industria de otras potencias. El 60% de los suministros militares que compran los Veintisiete procede de fuera de la UE. Alemania acaba de anunciar que comprará a Australia más de 100 vehículos blindados y aprobó en diciembre sustituir sus aviones de combate europeos 'Tornado' por 35 cazabombarderos norteamericanos F-35 por valor de 13.000 millones de euros. Polonia también optó por la industria de Corea de Sur para el suministro de tanques, artillería y aviones por valor de 14.500 millones.

La rebelión de última hora de numerosos países fabricantes de coches contra la prevista prohibición de vender nuevos autos con motores de combustión desde 2035 ni siquiera se menciona en las conclusiones de la cumbre, pese a que ha dejado en suspenso una pieza clave de la política contra el cambio climático. La rebelión ha abierto un abismo entre Alemania, Italia, República Checa, Eslovaquia, Austria, Polonia, Hungría, Bulgaria y Rumania, por un lado, y la Comisión Europea y los demás países, por el otro. El enfoque voluntarista de la Comisión Europea de poner la carreta delante de los bueyes y su subvaloración de los impactos socioeconómicos han forzado al Ejecutivo comunitario a buscar un compromiso in extremis.

Mientras Alemania, República Checa y Eslovaquia enfatizan el tema industrial, Italia destaca el riesgo dejar a la UE enteramente dependiente de una tecnología que ahora dominan China y EEEUU. Bulgaria subraya algo obvio que nadie quiere reconocer: el precio inalcanzable de un coche eléctrico para la gran mayoría de los asalariados. A diferencia de China, que promueve la fabricación de coches eléctricos de precio asequible, en Europa se ha apostado por primar los coches eléctricos de alta gama. Además, los países europeos subvencionan con dinero público la compra de vehículos fabricados fuera de la UE, mientras que Estados Unidos restringe los subsidios a la compra de coches eléctricos con componentes fabricados mayoritariamente en el país, Canadá o México. 

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