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Gavary, el vecino amigo de Putin

Vilassar de Dalt 7/3/2023 Fachada de la sede de Gavary Group a Vilassar de Dalt. Foto de El Periódico

Vilassar de Dalt 7/3/2023 Fachada de la sede de Gavary Group a Vilassar de Dalt. Foto de El Periódico / EL PERIÓDICO

Albert Sáez

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Ricardo Mir de Francia lleva días investigando las actividades de la empresa Gavary con sede en Vilassar de Dalt. Esta empresa de capital ruso y orígenes oscuros se dedica a fabricar material como suelas de zapato para el ejército de Vladímir Putin aunque es complejo determinar si el tipo de productos que vende entran en las listas de los embargos de la UE. Ucrania considera que sí y justo cuando Mir de Francia tenía la radiografía hecha, Kiev ha pedido a España que investigue sus actividades y dirima las sospechas que pesan sobre ella. Periodismo en estado puro.

España y la UE tienen que ser mucho más estrictas con las actividades de las empresas de capital ruso. Ya deberían haberlo sido antes de la invasión, porque en muchos casos eran lavadoras de dinero negro de los oligarcas de Putin. Muchos invirtieron de manera impúdica los beneficios que habían obtenido en todo tipo de actividades ilícitas en su país. Pero, ahora, el cumplimiento de los embargos es militarmente estratégico, políticamente imprescindible para mantener la credibilidad y moralmente exigible dados los sacrificios que el conjunto de la población está haciendo para soportar los efectos de la guerra. Hace dos décadas, Joseph Stiglitz advirtió de los peligros de admitir en el club del libre comercio a autocracias como Rusia y China. Se refería cosas como esta. La ambición de beneficiarse de una inversión turbia acaba siendo una tomadura de pelo para el conjunto de los ciudadanos. Las democracias no pueden ser tan drásticas en las sanciones pero deben ser muy y muy cuidadosas. Y el periodismo se lo tiene que recordar. Es cierto que en política internacional no hay principios sino intereses pero ahora poner freno a Putin y a los suyos no es una cuestión de principios sino de interés general. Nos jugamos la paz en Europa, la estabilidad económica y la estabilidad política a las que Putin no ha duda en amenazar tantas veces como ha podido. No, no es una cuestión de principios, que también, es una cuestión de interés.

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