Apunte

Los censurados ganan

Si la moción de censura de Vox/Tamames era contra Pedro Sánchez y Núñez Feijóo, ni uno ni otro han sufrido siquiera un rasguño

Pedro Sánchez

Pedro Sánchez / David Castro

Rosa Paz

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Si la moción de censura de Vox/Tamamesera contra Pedro Sánchez, que sí, y contra Núñez Feijóo, que indirectamente también, ni uno ni otro han sufrido siquiera un rasguño. El presidente del Gobierno ha visto incluso reforzada su figura porque, con desparpajo, aprovechó el ilimitado tiempo del debate para vender los logros del Gobierno, obviando, lógicamente, los errores y los asuntos espinosos, y para mostrar una férrea unidad de acción con Yolanda Díaz que, de mantenerse, puede traerles beneficios electorales.

El líder del PP, por su parte, ha salido indemne por incomparecencia. Su ausencia podría haber sido negativa, pero en la práctica ni se notó, ya que su partido, aún siendo mencionado a diestro y siniestro, jugó a ser el convidado de piedra. No se sabe, no obstante, si a la larga ese buscado perfil bajo le va a beneficiar o a perjudicar.

Es evidente que quien mejor supo aprovechar la ocasión que le prestaba la moción de censura fue el Gobierno. Ante la atónita y aburrida mirada del candidato a la presidencia, el profesor Ramón Tamames, el presidente del Gobierno y la vicepresidenta segunda hicieron un alarde de márketing político y, lo más importante, se mostraron ante los votantes de la izquierda como un tándem perfecto, bien avenido y con objetivos comunes. Una representación que buscaba el efecto balsámico que sus electores necesitan para plantearse siquiera volver a votar, desmotivados como están, cuando no irritados y decepcionados, por las trifulcas que acostumbran a protagonizar con los socialistas las dos ministras de Podemos, Ione Belarra e Irene Montero. Fue además una escenificación apaciguada de por qué es mejor, a su entender, la coalición Sánchez/Díaz que la Feijóo/Abascal.

A Vox, sin embargo, la extravagante operación Tamames no parece haberle servido para nada bueno. Ni para blanquearse y presentarse como un partido democráticamente homologable ni para poner al PP en la encrucijada. Ese momento, el de la espada y la pared, llegará tras las elecciones de mayo y diciembre y sin tanta alharaca.

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