Artículo de Astrid Barrio

Moción de censura destructiva

El objetivo de Vox es destruir al gobierno sin presentar una alternativa que cuente con representación parlamentaria

Ramón Tamames, junto a Santiago Abascal.

Ramón Tamames, junto a Santiago Abascal. / David Castro

Astrid Barrio

Astrid Barrio

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La moción de censura es un instrumento propio de los sistemas parlamentarios concebido para reprobar al Gobierno y provocar su caída. Con el fin de evitar situaciones de desgobierno, en el marco del parlamentarismo racionalizado que pretendía regular el funcionamiento del Parlamento y sus relaciones con el Gobierno, se sitúa la moción de censura constructiva, que implica que una moción no culmina con la caída del Gobierno sino con la investidura de un nuevo presidente. La Constitución Española de 1978 consagra este tipo de instrumento.

De las cinco mociones que se han debatido desde el restablecimiento de la democracia tan solo una ha sido exitosa, la que desalojó a Mariano Rajoy y convirtió a Pedro Sánchez en presidente del Gobierno. El resto, la socialista de 1980, la popular de 1987, la de Podemos en 2017 y la de Vox en 2020, todas ellas con nulas posibilidades de éxito, han sido puramente instrumentales: perseguían dar a conocer a un candidato ante la opinión pública y exhibir una alternativa de gobierno, aunque en ocasiones los impulsores de la moción ni siquiera eran los principales partido de la oposición. Este fue el caso de las mociones presentadas por Podemos y Vox, que no solo pretendían censurar al Gobierno sino también a sus principales competidores políticos. La moción presentada por Vox se insiere en esta modalidad, ya que uno de sus principales objetivos es arrinconar al PP. Sin embargo, contiene otras singularidades que la hacen muy atípica.

Aunque es Vox quien presenta la moción de censura, no va ser el programa de ese partido el que se presente como alternativa, ya que el candidato a presidente, Ramón Tamames, no es el líder del partido sino un candidato independiente con una militancia política previa en las antípodas del partido que lo avala, eso sí, con una indiscutible reputación profesional. Dice Vox que presentando a Tamames, antiguo dirigente comunista, pretende demostrar la transversalidad del rechazo al Gobierno de Pedro Sánchez y dice Tamames que coincide con Vox con lo esencial -la unidad de España, el apoyo a sus símbolos (monarquía y bandera) y su oposición a Sánchez- pero su discurso, según ha trascendido, va más allá incluso en contra de las ideas de Vox. Esta moción, por tanto, ni va a servir para publicitar una alternativa de gobierno ni para propulsar a un candidato de cara al futuro, porque Tamames solo se representa a sí mismo, por mucho que partes de su intervención puedan agradar y no necesariamente a simpatizantes de Vox.

Con esta moción, presentada como un altruista servicio a la patria, Vox pervierte la esencia de la idea de representación e instrumentaliza la institución. Es una moción que pretende destruir más que construir. Destruir al gobierno sin presentar una alternativa que cuente con representación parlamentaria y destruir al principal partido de la oposición intentando trasladar su incapacidad para ser alternativa. Pero si PSOE y PP actúan responsablemente ante semejante charlotada, algo que no es evidente, lo que puede acabar destruida es la reputación de Vox entre sus electores y no conseguir ni un solo voto de más entre el resto.

Suscríbete para seguir leyendo