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Christine Lagarde, yo sí te creo

Muchas voces cuestionan de forma injusta a una de las mujeres más poderosas del mundo experta en la gestión de crisis

Christine Lagarde, este jueves, tras la reunión del BCE.

Christine Lagarde, este jueves, tras la reunión del BCE. / EFE

Gemma Martínez

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Quiero aplaudir a Christine Lagarde, no porque la conozca desde que hace 10 años la entrevisté en Washington DC un día que recordaremos siempre ya que fue la misma mañana en la que dos hermanos sembraron el terror en la maratón de Boston. En su despacho tenía una placa con una frase de Henry Kissinger. "No puede haber ninguna crisis la semana que viene. Mi agenda ya está llena", rezaba la declaración del que fue secretario de Estado de EEUU que Lagarde hace suya. Tampoco la aplaudo porque se haya hecho un sitio en la historia al ser la primera mujer en presidir el Banco Central Europeo (BCE), en dirigir el Fondo Monetario Internacional o en ser ministra de Finanzas de un país del G7.

Si la felicito es por su desempeño el jueves, en el que quizá ha sido el momento más delicado desde que esta experta en la gestión de tiempos inciertos llegó al BCE en 2019. Muchas voces atacan a la dirigente francesa. No le perdonan errores cometidos en el pasado, cuando en plena pandemia realizó un comentario sobre la gestión de la deuda y la prima de riesgo de los países afectados por el covid que hundió a los mercados. 

El jueves todos los ojos estaban puestos en ella y en la reunión del BCE, tras las turbulencias bancarias en Estados Unidos (quiebra de Silicon Valley Bank) y el contagio en Europa (Credit Suisse). ¿Seguiría adelante con la anunciada subida de tipos de interés en medio punto para combatir la inflación o la frenaría en pro de la estabilidad financiera y de calmar a unos mercados inquietos por las turbulencias?

Lagarde mantuvo el pulso y subió los tipos, pero los incrementos a partir de ahora pueden quedar en el aire si se agravan las turbulencias de la banca, a la que el BCE respaldará con su arsenal si es necesario. Calmó así a los mercados sin dar marcha atrás en la subida del precio del dinero, lo que se habría interpretado como la confirmación de que las turbulencias se parecían a la crisis de 2008. Que el BCE reuniera 24 horas después al consejo de supervisión bancaria para descartar contagios en la zona euro también fue un acierto de la institución que marca así la pauta a sus homólogos de EEUU, la Reserva Federal. Esta decidirá sobre tipos este miércoles.

Cabe esperar que las turbulencias no vayan a más y que el BCE logre el equilibrio justo entre la estabilidad de precios y la estabilidad financiera. De Christine Lagarde depende y hay que creer en ella y en su experiencia en la gestión de las crisis. 

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