Artículo de Rafael Vilasanjuan

Peor que una guerra

La invasión de Irak pasará a la historia como la guerra más absurda y estúpida en la que occidente se haya metido, porque una vez derrocado el dictador no había una sola idea de qué hacer.

BUSH PORTAVIONES IRAK

BUSH PORTAVIONES IRAK / Kevin Lamarque

Rafael Vilasanjuan

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Han pasado dos décadas desde que EEUU, con el apoyo de Gran Bretaña y España, se lanzara a invadir Irak bajo el pretexto de esconder armas de destrucción masiva. El círculo del presidente George Bush decidió contra viento y marea que había que invadir este país de Oriente Medio. Las tropas tardaron seis semanas en derrocar al dictador, Saddam Hussein, y la investigación exhaustiva para encontrar las armas que tan elocuentemente fueron aireadas como excusa tardó quince meses para revelar finalmente que no existían ¿Para qué entonces la guerra? Ni siquiera la caída del dictador justifica el ataque. Irak sin Saddam se hundió en el abismo durante la ocupación, que duró hasta que Obama mandó retirar las tropas. Con la salida entró en una guerra civil sectaria entre sunitas y chiitas, consecuencia en buena medida de los errores cometidos. 

La invasión de Irak pasará a la historia como la guerra más absurda y estúpida en la que occidente se haya metido, porque una vez derrocado el dictador no había una sola idea de qué hacer. Se cometieron errores de manual, como desarticular todo el ejército, muchos de cuyos mandos no eran necesariamente partidarios de Sadam o, aún peor, desmantelar el partido Baaz donde se refugiaba una clase media formada con capacidad de dirigir el país.

La invasión desmontó Irak en pedazos, hasta hundirlo en el caos de donde surgiría el Estado Islámico. Lo que sí sacó EEUU fueron miles de millones de contratos para compañías privadas, como Halliburton o Blackwater en cuyos consejos mandaban halcones conservadores como Cheney y Rumsfeld que fueron los que empujaron a una guerra sin más planes, porque su único plan era obtener miles de millones. Han pasado dos décadas y el país, con enormes dificultades, empieza a recuperar la idea de un horizonte, mas próximo a Irán que a occidente, eso sí. Tras cientos de miles de muertos y una sociedad que sigue dividida, con el paso del tiempo lo que recuerda Irak es que una guerra siempre es mala, pero es mucho peor cuando se inicia sin motivo, ni un plan para cerrarla.