Sin Catalunya, España como Grecia
España en su conjunto debería bendecir la vitalidad económica catalana. Mimarla. Justo lo que no se ha hecho nunca
Sergi Sol
Periodista
Contaba en sus tiempos el ministro Montoro, cuando mandaba en la hacienda pública, que fueron las exportaciones las que mantuvieron las constantes vitales de la economía española en plena crisis del tocho. Cuando la intervención de la economía española no solo era plausible. Era una pesadilla, una auténtica espada de Damocles que hacía temer lo peor mientras veíamos a Grecia desangrarse.
El ministro destacaba que, en plena crisis, las exportaciones (mayormente catalanas) no dejaron de crecer. Lo que sin duda, como él mismo admitía en privado, mantuvo las constantes vitales de la economía.
Esto no solo no ha cambiado, es que Catalunya representa el 25% de las exportaciones totales de España, pese a que sólo representa un 16% de su población. Es más, el 33% del PIB catalán son las exportaciones. Catalunya tiene, de largo, la economía más internacionalizada de España.
De ahí que sea una necesidad imperiosa abrir delegaciones en el extranjero. Y que no responda a capricho alguno. Si alguna comunidad debe y necesita abrir delegaciones en todo el mundo es, sin lugar a dudas, Catalunya. Por eso era un error el presunto veto de Salvador Illa-que pareció más de cara a la galería que otra cosa- para dar luz verde a los presupuestos.
Dar pábulo a la campaña del despilfarro de la derecha, acerca del gasto exterior, solo se sustenta en un sesgo ideológico que choca frontalmente con la proyección de Catalunya en su conjunto. También por lo que respecta al Turismo. Ríanse del Xacobeo y de sus centenares de miles de peregrinos. Solo Port. Aventura atrajo en 2022 más de cinco millones de visitantes, con un gasto medio por día de 200 euros. Hagan cuentas. El aeropuerto de Barcelona recibió a más de 40 millones de pasajeros en 2022. El sexto de Europa. Mayormente turistas. ¡Pero cómo no vamos a invertir en el extranjero!
Y otro dato que no es menor y nos cuenta algunas cosas. Catalunya sigue siendo la comunidad menos dependiente del sector público en la creación de ocupación. Esto es, con menos funcionarios por habitante. Extremadura nos dobla de largo. Y el Madrid de Ayuso (11,5% de paro, por 9,9% Catalunya) tiene una ratio de funcionarios un 40% superior a Catalunya.
España en su conjunto debería bendecir la vitalidad económica de Catalunya. Mimarla. Justo lo que no se ha hecho nunca. Y ahí tenemos esa España radial, ese corredor Mediterráneo que no acaba nunca de llegar. Y ese constante poner palos en las ruedas ignorando que, pese a quien pese, sin Catalunya hoy España emularía a Grecia.
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