El proyecto Trias implosiona
Las excusas pueden ser el dinero que dice el PDECat que le debe Junts o el recuerdo de Puigdemont rompiendo el carnet del partido
Álex Sàlmon
Periodista. Director del suplemento 'Abril' de Prensa Ibérica.
Xavier Trias aseguró que iba a poner orden en las relaciones entre facciones neoconvergentes. Era un imposible plausible. ¡Hasta recomendable! Claro que no solo de buenas intenciones vive la política. Mejor dicho, la política sobrevive con malas intenciones. Lo otro es un oxímoron, como “el silencio atronador”.
Estaban tan mal los de JxCat que se inventaron la operación Xavier Trias que, a tenor de las buenas intenciones, tenía recorrido largo y puede que hasta fructífero. El político llegó pleno, con esa sensación que te da dormir bien, plácido, y sentirte con todas las fuerzas y un estado del control al máximo. Pero los intereses prevalecen.
Las excusas pueden ser el dinero que dice el PDECat que le debe Junts o el recuerdo de Puigdemont rompiendo el carnet del partido, como ayer explicaba en este diario Fidel Masreal. Lo cierto es que no se tragan. No se traga nadie. El independentismo vive en un rechazo continuo. Como en una permanente arcada hacia el otro, oculta detrás de un “vamos a llevarnos bien”.
Todo ello conduce a una idea fuerza, y que en estos días es persistente sobre el futuro de Trias en el caso de una victoria mínima por votos o por algún concejal más. Esa idea sitúa a Xavier Trias como presidente de la Diputación, pero no como alcalde. Los más habladores lo califican de pacto entre bambalinas que debería, por supuesto, estar avalado por las papeletas.
La idea va en contra de la honestidad del mensaje que desde el principio trasladó Trias que se inspiraba en un “de no ser alcalde, me vuelvo para casa”. Pero lo cierto es que esa posibilidad de pacto oculto anda en boca de muchos.
No hay nada que objetar. Los pactos siempre son viables después de unas elecciones. Antes, todo es suposición. Otra cosa muy diferente es ir construyendo una entelequia que muestra las carencias de grupo compacto, de formación política, sin ir más lejos, transformándola en una propuesta que no aguanta. Demasiadas brechas; demasiada poca concreción; unidad inexistente.
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