Nuestro mundo es el mundo | Artículo de Joan Tapia

¿Nos cargamos el alquiler?

Si a quienes tienen pisos en alquiler se les penaliza con los precios, la respuesta inevitable será ponerlos a la venta

El Gobierno propone alargar un año el tope al alquiler y subirlo al 3%

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Joan Tapia

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La gran escasez de pisos en alquiler obstaculiza la vida de las familias. Y el problema empeorará porque el alza de los tipos de interés hará más gravosa la compra de vivienda propia y crecerá la demanda de alquiler. La semana pasada se supo que en Barcelona, a finales de 2022, el precio medio de la vivienda de alquiler subió un 15%, hasta los 1.077 euros. Casi lo mismo que los 1.080 del salario mínimo. Inasumible.

Por eso hay muchas iniciativas (ley catalana recurrida, anteproyecto del Gobierno) que quieren resolverlo todo controlando aun más el precio de los alquileres. Buenas intenciones que no resisten un análisis mínimamente serio. En Barcelona, los alquileres subieron un 15%, pero el número de viviendas que se alquilaron cayó un 16%. Algo parecido pasó en toda España. Según el portal Idealista, los alquileres subieron un 8,7%, pero la oferta de estos pisos bajó un 17%.  

¿Por qué? Si a quienes alquilan una vivienda se les amenaza con no dejarles subir los precios, tenderán indefectiblemente a huir del alquiler y pasarlos a la venta. Y las grandes inmobiliarias o irán directamente a la venta, o invertirán en otros sectores o países. A nadie se le puede forzar a invertir su dinero en un negocio no rentable. Habrá menos oferta de alquiler y –digan lo que digan las leyes ineficientes– los alquileres seguirán subiendo.

Ante un problema agudo, los políticos –no solo los populistas– aspiran a remedios simplones como perseguir la subida de los alquileres. Vale, pero caerá la inversión en este tipo de pisos y aun se agravará el problema. Algo tan relevante como la vivienda debe abordarse con más rigor. Para empezar, haciendo más vivienda pública, de la que España tiene un déficit vergonzoso. Y si hay déficit y no se puede, impulsando la colaboración público-privada para hacer viviendas de alquiler a precios razonables.

El límite del 2% de aumento que por la crisis decretó el Gobierno para 2022 debe ser algo excepcional. Caso contrario, iremos eliminando el alquiler.

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