Artículo de Ana Bernal-Triviño

¿Hacia dónde vas, feminismo?

La corriente feminista implica reivindicar derechos, no es un movimiento asistencial

Archivo - Un grupo de personas participa en una manifestación por el 8M

Archivo - Un grupo de personas participa en una manifestación por el 8M / Carlos Luján - Europa Press - Archivo

Ana Bernal-Triviño

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Hacia dónde va un feminismo cuyos partidos se rifan el 8-M y lo estiran por todos lados, colocando eslóganes y frases huecas, buscando rescatar un voto feminista que pierden y queriendo hacerse portavoces, en muchas ocasiones, de un movimiento que ni conocen en profundidad. Hacia dónde va el feminismo de izquierdas en una coalición ahora dividida ante el 8-M por una ley de libertad sexual, pero que también ha tenido sus divergencias en toda la legislatura porque sus interpretaciones son tan distantes que impiden cualquier consenso. Hacia dónde va un feminismo de derechas que pacta con una ultraderecha que niega la violencia de género, que apoya sus políticas restrictivas, que subvenciona a grupos antiaborto y que da la mano a asociaciones en contra de las conquistas feministas. 

¿Hacia dónde va un feminismo, a día de hoy, donde tenemos convocatorias de partidos de izquierda como el PCE que dice “barriendo el patriarcado” o de Compromís con “8-M; criar, cuidar, curar”? Parece que aún no nos hemos enterado de que la lucha feminista va en sentido contrario a los mensajes de la antigua y franquista Sección Femenina, que la mujer es mucho más que barrer, y mucho más que criar, cuidar y curar. Que, precisamente, si pedimos políticas públicas para la igualdad y para la conciliación es para que ni las tareas domésticas, ni los cuidados ni la crianza caigan siempre sobre nuestros hombros. Que somos mucho más que eso y que no somos las hermanas de la caridad, porque no tenemos obligación ni de cuidar ni de curar. El feminismo es un movimiento de reivindicación de derechos, no un movimiento asistencial.

Hacia dónde va un feminismo ante una Comisión 8-M que dice que la ley de paridad no va tanto con ellas como preocuparse por los suelos pegajosos, o que dice sobre la prostitución que es un “debate abierto, apostamos por escucharnos a todas, con respeto y sororidad”. Pues tenemos un problema porque se puede defender la precariedad, la pobreza y la denuncia expresa de los suelos pegajosos y, a la vez, reclamar que más mujeres rompan techos de cristal para que haya más referentes y más espacios. Si no se rompen espacios arriba sí que condenamos a muchas más a que estén abajo y en esos suelos pegajosos para siempre. Y tenemos un problema aún más grave si solo escuchamos a una parte interesada en la prostitución y no a las víctimas. Hay un problema grave si mientras ahora mismo, cuando una mujer está siendo penetrada por todos los orificios de su cuerpo, nosotras pensamos que tenemos todo el tiempo del mundo para debatir. Porque cada día de “debate abierto” es un día de condena para las mujeres explotadas a las que dejamos solas. Porque si vamos a dar ejemplo de sororidad, esta se demuestra con hechos. ¿Respeto entre nosotras, dicen? Respetar es defenderlas ante la prostitución, que justo es la mayor falta de respeto a la dignidad de las mujeres. Llevamos años y años perdiendo tiempo y los proxenetas forrándose. Que si las sufragistas o Clara Campoamor levantaran la cabeza y vieran algunas declaraciones se echarían a llorar.

¿Y hacia dónde va un feminismo que se dice incluyente y abierto al debate pero que, en cuanto escucha la palabra 'abolición', manda callar a esas feministas? Con amenazas o acusaciones falsas. Y que, para ello, incluso son capaces de usar a personas más vulnerables para hacer planteamientos machistas y contrarios a su agenda. ¿Hacia dónde va un feminismo que integra a otras luchas en la suya pero que, cuando es el día de otros, no hay ni una bandera feminista en su representación ni sus víctimas hablan? 

Habrá quien se pregunte el porqué de esta pregunta tan repetida en el artículo pero justo las víctimas de violencia de género, que se sienten muy solas, me dijeron en varias ocasiones este año: ¿para qué me sirve el feminismo? Y ante cada víctima que se hace esa pregunta, porque no encuentra respuesta del sistema, estamos ante un fracaso. Yo ya no puedo responder. Porque yo tengo claro qué es el feminismo y de dónde venimos, lo que no sé es si quienes dicen representarlo lo tienen tan claro o quizás, y aún peor, tienen claro en qué convertirlo.

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