La espiral de la libreta

8-M: Pequeño homenaje a nuestras madres y abuelas

Hasta 1978, las mujeres no podían abrir una cuenta bancaria

abuela

abuela / Dmitry Berkut

Olga Merino

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Niña, no vayas a la escuela, que ha caído un nevazo. Total, para qué necesitas tú escuchar otra vez la cantinela, para qué, «España limita al norte con el mar Cantábrico y los montes Pirineos, que la separan de Francia…». Niña, aprende a zurcir los tomates de los calcetines; aprende a guisar patatas de siete maneras distintas. La misa en latín y las llamaradas del pecado. No vuelvas preñada a casa, no nos eches la vergüenza encima. Niña, ve preparándote el ajuar, bordando el embozo de las sábanas con las florecitas apretadas del paraíso, porque enseguida pasarás de la tutela paterna a la de tu marido, como si fueras menor de edad o un poquito demente. Y esa, ¿se quedó soltera? Será rarita. O machorra.

Niña, mira qué dice el Fuero del Trabajo: «El Estado liberará a la mujer casada del taller y la fábrica». Tampoco podrás abrir una cuenta corriente a tu nombre ni heredar bienes ni sacarte el DNI sin el permiso de tu santo esposo, pero nada de eso importa, puesto que la semilla brotará en tu vientre a pesar del método Ogino. Ya lo dice el médico y jesuita Federico Arvesú: «El organismo de una mujer está dispuesto al servicio de una matriz, mientras que el organismo de un hombre se dispone para el servicio de un cerebro». Serás madre abnegada y esposa solícita. En la salud y en la enfermedad. Obedece y perdona

ADULTERIO Y DIVORCIO

¿Deseo?, ¿quién habló de deseo? Déjate de pamplinas y léete el artículo 449 del Código Penal, que estará vigente hasta 1978: «Cometen adulterio la mujer casada que yace con varón que no sea su marido, y el que yace con ella, sabiendo que es casada». Tampoco podréis divorciaros hasta 1981

Dientes de leche. Paperas y sarampiones. Maridos que no están o están a sus cosas o vuelven tarde a casa para que los niños ya estén cenados, acostados y no jodan. Mamá, cuéntame un cuento. Cose rodilleras. Baldes con ropa en remojo hasta que llegaron las lavadoras automáticas. Ve rellenando la libreta del cupón Ahorro del Hogar, exígelo en tus compras. Limpia de piedras las lentejas. Multiplica los panes y los peces.

Un buen día, en las raras horas muertas que te has concedido, mirarás a través de la ventana, que aboca a la calle bulliciosa o al patio interior, y pensarás en ti. Con suerte, percibirás una pensión no contributiva. Hará ya décadas que los polluelos volaron del nido, y tus nietos andarán terminando los estudios. Cómo ha pasado la vida, te dirás. Tal vez con la íntima satisfacción de saber que educaste a tus hijas para que no siguieran hilando en la misma rueca.

Vaya un brindis este 8-M por nuestras madres y abuelas. Gracias.     

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