En clave europea

Holanda, el paraíso fiscal más agresivo de la Unión Europea

Países Bajos priva cada año a sus socios europeos de una recaudación de más de 10.000 millones de euros, pérdidas que llevan a imponer recortes a esos países para reducir su deuda

El primer ministro de los Países Bajos, Mark Rutte

El primer ministro de los Países Bajos, Mark Rutte / PIROSCHKA VAN DE WOUW (REUTERS

Eliseo Oliveras

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La decisión Ferrovial de trasladar su sede a Países Bajos para que la compañía y sus principales accionistas puedan eludir el pago de impuestos en España vuelve a poner sobre la mesa la pasividad de la Unión Europea (UE) con los miembros que se han convertido en lucrativos paraísos fiscales (también Luxemburgo e Irlanda) a base de sustraer al resto de estados europeos la recaudación que les corresponde. Para los países perjudicados, esto merma su capacidad presupuestaria para financiar la política social (sanidad, educación, vivienda, cohesión) y las inversiones (infraestructuras, investigación, desarrollo tecnológico). Esta sustracción tributaria también expone a los países perjudicados a que la UE les imponga recortes y ajustes para reducir el déficit y la deuda, como promovieron con ahínco durante la pasada década La Haya y la Comisión Europea y como puede volver a ocurrir a partir de 2024 al concluir la actual suspensión de las reglas del pacto de estabilidad.

El ministro neerlandés de Finanzas y presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, en una entrevista en el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung en marzo de 2017 afirmó, refiriéndose a los países de la UE en dificultades, que “no se puede gastar todo el dinero en bebidas y mujeres y luego pedir a los demás que te ayuden”. La actitud muy poco socialdemócrata que había adoptado el Partido Laborista (PvdA) también en Países Bajos con dirigentes como Dijsselbloem condujo a su hundimiento en las elecciones de 2017, cuando los laboristas perdieron el 76% de los escaños y quedaron reducidos a la insignificancia, donde siguen, con el 5,7% de los votos en las elecciones de 2021.

Los Países Bajos (conocidos erróneamente como Holanda) son tipificados por Tax Justice y Oxfam como el paraíso fiscal más agresivo de la UE y uno de los más activos del mundo. El Fondo Monetario Internacional (FMI) también destaca el papel clave que juega el país en los flujos globales de fondos fantasma de 15 billones de euros anuales entre las multinacionales para eludir el pago de impuestos. Esos flujos ascienden en el caso neerlandés a 4 billones anuales, precisa el estudio 'Compitiendo por el capital' de Arjan Reurink y Javier García-Bernando. El valor de los activos en manos de sociedades instrumentales y pantalla con sede en Países Bajos asciende a 4,2 billones, cinco veces el producto interior bruto (PIB) del país, indica un informe del Ministerio neerlandés de Economía.

34 millones menos de impuestos

Países Bajos es el tercer país del mundo y el primero de la UE por el volumen de pérdida de recaudación que causa anualmente a nivel global, después de las Islas Caimán y del Reino Unido: 34.200 millones de euros, estima Tax Justice. Esa cifra se desglosa en 25.000 millones por la evasión de impuestos que el país facilita a las compañías y en 9.200 millones a los particulares.

A nivel europeo, Países Bajos priva cada año de una recaudación a sus demás socios de más de 10.000 millones de euros, ya que más de 40.000 millones de beneficios obtenidos en otros países de la UE son desviados al país para que contabilicen como obtenidos por sociedades instrumentales establecidas en el país, según otro estudio de Tax Justice. Las mayores pérdidas de recaudación anual corresponden a Francia (2.600 millones), Italia (1.500 millones), Alemania (1.450 millones), Bélgica (980 millones), España (935 millones) y Austria (510 millones). Por su parte, Países Bajos obtiene un beneficio anual de unos 2.000 millones gracias a la tributación muy leve que aplica a los beneficios empresariales y particulares que ha escamoteado al resto de la UE.

El paraíso fiscal neerlandés descansa en cuatro pilares. Primero, la directiva europea sobre intereses y cánones que prohíbe retenciones fiscales por los pagos entre las empresas del mismo grupo. Así, las filiales de un grupo en otros países de la UE pagan elevados cánones e intereses a las sociedades matrices e instrumentales creadas en Países Bajos para reducir artificialmente sus beneficios y concentrarlos en el país, donde apenas tributan. Segundo, los tratados de doble imposición y el llamado sándwich holandés, que reducen las retenciones fiscales sobre dividendos, intereses y cánones y facilitan a las compañías desviar beneficios sin tributar a paraísos fiscales fuera de la UE. Tercero, Países Bajos ofrece acuerdos fiscales secretos para fijar de antemano una tributación mínima. Y cuarto, ha creado estructuras para reducir aún más los impuestos, como la denominada opción innovación, con un concepto muy laxo y cuyos beneficios acogidos sólo pagan el 9% en el impuesto de sociedades.

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