Apoyo inesperado

Hoffman avala a Colau

El mismísimo CEO del Mobile califica las ‘superilles' de "modelo de éxito" y cortocircuita sin querer la campaña electoral: ¿qué dirán ahora los apocalípticos?

John Hoffman posa en la sala oval del MNAC.

John Hoffman posa en la sala oval del MNAC.

Ernest Folch

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Cosas veredes. Resulta que John Hoffman, el todopoderoso y respetado CEO del Mobile, se ha destapado como un fan de la transformación urbanística que está impulsando el actual Ayuntamiento de Barcelona. En una intervención contundente y nada ambigua, Hoffman dio este sábado un espaldarazo sorprendente a las tan denostadas 'superilles': "Las ciudades no necesitan más espacio para los vehículos, es fascinante el proyecto que se está llevando a cabo (en Barcelona), hay que seguir ese camino, ¡es el futuro!" Y por si había alguna duda, remató: "Es un modelo de éxito".

Cierto, Hoffmann advirtió que la transición hacia el nuevo modelo "puede ser un poco dura", pero está convencido de que "otros acabarán copiando este modelo". Lo han leído bien: el CEO uno de los congresos tecnológicos más importantes del planeta acaba de afirmar que el modelo de las 'superilles' de Barcelona es un "modelo de éxito". Paradójicamente, el discurso de Hoffman está a las mismísimas antípodas del vocerío apocalíptico con el que algunos lobis, ahora a lomos de más de un candidato, pintan el nuevo urbanismo de Barcelona como si fuera el fin del mundo.

Hoffmann tendrá una sorpresa cuando alguien le cuente estos días que son precisamente algunos empresarios, políticos y lobis influyentes, todos por cierto enamorados del Mobile, los que más han luchado por ridiculizar la peatonalización de la ciudad. Se sorprenderá cuando sepa, por ejemplo, que el propio RACC ha mostrado sus reticencias en público a todas las medidas "anticoche" o que Foment del Treball comprometió su pretendida neutralidad política calificando las 'superilles' de "error" y pidió incluso su paralización alegando, sin que todavía lo haya podido probar, que se perderían "25.000 puestos de trabajo".

Lo que ha quedado claro es que mientras algunas élites locales han hecho denodados esfuerzos para hablar de la "decadencia" de Barcelona y han rabiado a cada transformación realizada, la comunidad internacional, a través de la prensa, la misma ONU o ahora el Mobile, se ha rendido al nuevo modelo de ciudad sostenible que propone Barcelona. Queda por saber si los que a cada nuevo proyecto verde emiten un comunicado de repulsa y a cada 'superilla' se escandalizan saltarán ahora a criticar a Hoffman con la misma virulencia. ¿Acusarán ahora al CEO del Mobile, como han hecho con el actual consistorio, de "querer destruir la ciudad"?

Sin saberlo, Hoffmann ha provocado un curioso corcircuito en las elecciones municipales de Barcelona, en las que precisamente el coche está destinado a ser el tema estrella, visto como es tratado por todos los candidatos en esta precampaña. Sus palabras, que se convertirán sin duda en un argumento electoral, llevan de serie una curiosa contradicción: Colau ha encontrado un aliado inesperado y de enorme valor con un Mobile que no veía claro cuando llegó a la alcaldía, y la oposición más liberal se lleva una bofetada de uno de sus aliados ideológicamente más naturales. La política, a veces, es maravillosa.

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