APUNTE

Europa es otro exoplaneta para el Barça

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fcb / Oli SCARFF / AFP

Albert Guasch

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El FC Barcelona existe en dos exoplanetas separados. El institucional orbita de forma azarosa, sujeto a los vaivenes que provocan las periódicas revelaciones sobre la larga, costosa e incomprensible relación con Enríquez Negreira. Mejor mirar a otro lado, al exoplaneta deportivo, que es capaz de brillar por su cuenta y que nos recuerda con actuaciones como las contempladas en Old Trafford cuan apasionante puede ser el fútbol pese a las sombras que emanan de los despachos. No hubo gloria, pero sí un orgullo que hace digerible la eliminación. Europa es aún un planeta inalcanzable. 

Sin el martillo de Gavi ni la seda de Pedri, se presumían penurias en el centro del campo. No fue el caso durante un buen rato, lo que duró la primera parte, estupenda por parte barcelonista. Sin el fulgor adolescente también supo vivir con una medular metalúrgica. Pero se quedó sin fuerzas en el segundo tiempo cuando a los jugadores del United les subió la furia y embistieron al equipo azulgrana. Dos balones divididos perdidos condenaron al Barça. Uno lo perdió Kessié y el otro, Raphinha. Se escribe como dato informativo, sin ánimo de señalar a nadie. 

Poderoso United

Fue un Barça intenso y con amor propio, pero al que le faltó un punto de calidad en el pase definitivo y en el remate. Compitió hasta el final y le puso emoción. Arriba, sin embargo, hay margen de mejora. Y no cayó ante un cualquiera. Este Manchester United va en cohete de la mano de Ten Hag, muy inspirado en los cambios. Hacía tiempo que no se veía un United tan fuerte. Un cuadro que funciona ya para disputar la Premier y jugar en la Champions. 

No es la competición esta última para la que está construido aún este Barça, pero uno diría que no está lejos. La eliminación decepcionará a los jugadores y a muchos seguidores, pero también hay que convenir que no fue atropellado como en el pasado reciente y que, cuanto menos, eso denota una progresión. Descarriló el avance europeo de los azulgranas la imprecisión de los detalles, eso que se dice que definen los partidos. Aquellos balones divididos, por ejemplo. 

Otros seguidores menos conformistas lamentarán que todos los millones gastados de las palancas no hayan servido ni para llegar a la fase intermedia de la segunda división europea. Cada uno tendrá el listón donde considere. Toca aceptar el paso a paso con que se construye la obra de Xavi. Sobre la Liga, trofeo nada menor, debe fundamentarse el nuevo proyecto. Quizá también la Copa. Pero para desbancar al United, por no decir al City o al Madrid que se vio en Anfield, aún queda un trecho.

Deberá competir lo que queda la temporada con el ruido insoportable de los pagos al excolegiado de moral extraviada. Ruido procedente de otro exoplaneta y del que deberá aislarse. Es sobre el juego como el visto en la primera parte desde el que debe impulsarse el equipo de Xavi y el ánimo del aficionado. Quedan muchos encuentros europeos que ver por la tele y muchos titulares feos. Toca resistir.  

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