La gente de bien

Esta semana, en la sesión de control al Gobierno que se realiza los martes en el Senado, el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, le pedía al presidente del Gobierno que dejara de “molestar” a la gente de bien. Curioso verbo el que conjugó el senador popular teniendo en cuenta que lo que ha hecho Pedro Sánchez, desde que llegó al Gobierno, ha sido mejorar la vida de la ciudadanía.

La reforma laboral, el incremento del salario mínimo interprofesional hasta alcanzar los 1.080 euros, la subida de un 8,5% de las pensiones contributivas y hasta un 15% las no contributivas, la creación del Ingreso Mínimo Vital, la equiparación de los permisos de maternidad y paternidad, la excepción ibérica, la cotización por desempleo de las trabajadoras del hogar, la inversión en atención a la dependencia, la gratuidad del transporte público o los 2.550 millones de euros destinados a becas para 2023… son únicamente algunos de los ejemplos que le pueden venir a la mente a cualquier español o española cuando le pregunten por la acción del Gobierno de Pedro Sánchez.

Aun a riesgo de disgustar al político gallego, siento informarle que, probablemente, le resultará difícil encontrar a alguien que afirme que el líder del PSOE ha tratado de “molestar” con estas decisiones a la mayoría social. A no ser que ese alguien no defendiese los intereses de esa mayoría sino de la minoría, es decir, de las élites. Quizá esa sea una de las causas que ha hecho que los populares recurran al Tribunal Constitucional la reforma laboral. Para ellos, los trabajadores y las trabajadoras no deben mejorar sus condiciones laborales o lo que es lo mismo, no deben mejorar sus condiciones de vida. Porque, para ellos, la mayoría social no es gente de bien. Como tampoco consideran gente de bien a los y las que se manifiestan en las calles de Madrid en defensa de la sanidad pública. Quizá sea por eso, solo por eso, que Isabel Díaz Ayuso les haya prohibido recoger firmas en defensa de la atención primaria en los centros de salud.

Hace ya casi una década que el lingüista cognitivo George Lackoff publicaba ‘No pienses en un elefante’. En su libro mostraba como las palabras nunca son inocentes. Como inocente no fue Feijóo cuando conjugó el verbo “molestar” al referirse a la política progresista de Pedro Sánchez, y si no fue inocente… ¿fue Feijóo un inconsciente o le traicionó el subconsciente? Cuidado con lo que responde el lector, no vaya a molestar con su afirmación al “bueno” de Feijóo.