Artículo de Ana Bernal Triviño

Bárbara Rey y romantizar la violencia

Sin ser consciente, describió el ciclo de la violencia de género a la perfección en el programa de Risto

Bárbara Rey en Antena 3

Bárbara Rey en Antena 3

Ana Bernal-Triviño

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Esto no es un artículo para atacar a Bárbara Rey tras sus declaraciones en el programa de Risto. No debemos culparla porque sus palabras son normales en una sociedad que durante décadas ha romantizado la violencia. Aquí algunas de ellas:

"Ángel me maltrató mucho, física y psicológicamente. Mucho, mucho, casi desde que me caso y desde mi primer embarazo. Sus inseguridades, al poco sacó un carácter muy fuerte que no había visto hasta el momento que me casé. Luego pasé a la fase del miedo”. Sin ser consciente, describe el ciclo de la violencia de género a la perfección. No vio nada antes porque todo es gradual, no avisa, y te hace normalizar todo. Actúan así solo cuando saben que ya es “suya” y que está en su misma dinámica de control. Y luego, como ella reconoció, viene siempre la “luna de miel” donde todo se perdona y se justifica. 

“Yo a Ángel lo he querido con locura, él nunca supo todo lo que yo le quise”. Claro, se valen de manipular el concepto de amor, de convencerte que sin él no eres nadie, que es una parte imprescindible de ti, que sin él no puedes vivir, que sus agresiones son “incontrolables” y porque hemos sido educadas en sentir pena o cuidar aunque eso nos arrastre a nosotras. Sí, las mujeres maltratadas quieren a ellos más que a ellas mismas.

“Aguanté nueve años. Primero, porque lo quería y, segundo, por pena. Ángel me quería con locura pero no sabía quererme”. Una vez más, entender el amor como lo que no es, justificar comportamientos agresivos (de los que ellos mismos convencen) bajo un concepto de amor falso. No se daña nunca a quien se quiere.  

“Nunca le he tenido rencor. Se demostró que estaba enfermo y yo he intentado ayudarlo. No siento odio por nadie”. Las víctimas no tienen que sentir rencor, quieren recuperarse, o justicia, u olvidar y llegar a sentir indiferencia ante su recuerdo. Tendría una adicción, pero muchas personas con adicciones no agreden. Se escudan tras ello cuando solo es un desinhibidor de un comportamiento agresivo ya aprendido.

“Me he vuelto a enamorar de Ángel Cristo. (...) Lo quería tanto... Ha sido el amor de mi vida". Y esta frase es el ejemplo absoluto de cómo un maltratador te condiciona incluso muerto, de cómo altera tu realidad, de cómo te manipula, de cómo actúa la disonancia cognitiva y el autoengaño y cómo no, de cómo la dependencia emocional y ese vínculo casi adictivo puede seguir existiendo tantos años después cuando no hay terapia. Porque son expertos en crear esa dependencia.

Bárbara dice que cuando denunció no la creían. Dice que no ha encontrado a otro hombre que la quisiera, dice que muchos se le acercaban por su físico “para exhibirse contigo y que los demás pensaran que se habían acostado con Bárbara Rey”. Y también reconoce no haber recibido terapia. Y solo hay que escucharla para saberlo porque no está recuperada, porque no se valora lo suficiente, porque él la sigue dominando y porque merece una vida más feliz y más libre. Porque él no está, según sabemos… pero está. En ella, aún está.

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