Artículo de Elena Neira

Sí es televisión para jóvenes

Para las generaciones zeta y alfa lo relevante acostumbra a ser efímero y real. Las cosas que les importan nacen, se viralizan y mueren a una velocidad pasmosa

Piqué anunciado patrocionador con Casio.

Piqué anunciado patrocionador con Casio. / Twitch

Elena Neira

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La preocupación lleva varios años asentada en las cadenas de televisión, enfrentadas a la difícil misión de seducir a los jóvenes, esa valiosa audiencia a la que todo el mundo ha colocado el sambenito de esquiva. Se

asume que el hecho de que no vean la tele es la consecuencia de una falta generalizada de interés y de un grave problema de atención. Zetas y alfas, argumentan, han decidido recluirse en una realidad en la que su brújula es el móvil, un abrevadero de entretenimiento facilón y 'amateur', que prefieren al contenido profesional y de calidad que sale de las cocinas de una cadena.

Achacar la falta de conexión de los jóvenes con la televisión a una cuestión de actitud es excesivamente reduccionista. La tele y las nuevas generaciones se separaron en un punto del camino ante la pasividad de la gran mayoría de las cadenas. Sí, la presión del ocio digital parecía una barrera difícil de superar, pero se confió, de un modo un tanto ingenuo, en que el atractivo de los contenidos y la accesibilidad digital a través de servicios de televisión a la carta sería suficiente para que los jóvenes volviesen al redil del lineal. A la larga, han comprendido que las nuevas audiencias se aproximan al audiovisual de manera muy diferente. 

Los jóvenes, en primer lugar, no están dispuestos a abrazar el consumo televisivo con la inercia y constancia de los que eran adolescentes hace 30 años. Eso sí, vuelven a ella de forma puntual, cuando los factores que confluyen les hacen olvidar la incomodidad de adaptarse a la parrilla. Regresan cuando lo que se les presenta es relevante por cómo conecta con ellos y con personas de intereses similares. Cuando lo que está al otro lado de la pantalla genera comunidad y refuerza un sentimiento de pertenencia su movilización no parece tener límites. 

El reto de conseguir contenidos relevantes es extraordinario, sobre todo si se tiene en cuenta que para las generaciones zeta y alfa lo relevante acostumbra a ser efímero y real. Esa es la segunda clave. Las cosas que les importan nacen, se viralizan y mueren a una velocidad pasmosa. La tele está aprendiendo a ser más ágil, a aceptar el vértigo de lo impredecible, del contenido no curado y diseminado a través de distintos canales. Lo imperfecto, lo espontáneo, lo políticamente incorrecto es el pegamento que engancha a estas generaciones al 'scroll' infinito de TikTok. 

La tercera pata del banco sería la participación, elemento esencial de esa experiencia que buscan en una pantalla. Twitch es la quintaesencia de este formato que abraza la experiencia del directo sin convenciones, con una interacción real que convierte a la audiencia en un elemento más de ese momento único, intenso y fugaz. Puede que ninguno de los chavales que fueron testigos de los zasca de Casillas a Piqué en la Kings League lo recuerden dentro de 30 años, al menos no con la misma claridad con la que la generación X recuerda la muerte de Chanquete. Pero en esa fórmula parece estar el arma secreta de la televisión para recuperarlos… aunque suponga decir adiós a su legado.

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