El fin de la regencia republicana
Con la confirmación de la inhabilitación de Junqueras, Aragonès ha dejado de ser un líder interino que guarda el puesto al líder verdadero para convertirse en el líder de ERC a secas
Astrid Barrio
Profesora de Ciencia Política de la Universitat de València. Miembro del Comité Editorial de EL PERIÓDICO
Astrid Barrio
La decisión del Tribunal Supremo de mantener la inhabilitación absoluta de Oriol Junqueras hasta 2031 anticipa el fin de la bicefalia en la que se había instalado el partido republicano desde que Pere Aragonès fue investido presidente de la Generalitat. A excepción del PNV todos los partidos en España tienen liderazgos unipersonales: el líder orgánico es a la vez el candidato al máximo cargo institucional o quien lo ostenta, por lo que el reparto forzado de papeles que se ha producido en ERC es una situación anómala susceptible de generar mucha inestabilidad interna.
De hecho el creciente fenómeno de la presidencialización de la política junto con los propios factores institucionales que refuerzan a los presidentes, así como el control del sistema de incentivos selectivos de que disponen, y más ahora en el caso de ERC con un Gobierno monocolor, hacen de por sí difícil a largo plazo el mantenimiento de una dirección bicéfala como la surgida del congreso republicano, o como mínimo que esté exenta de conflictos. De hecho, las diferencias entre Aragonès y Junqueras, como mínimo tácticas, ya han hecho su aparición en torno a los presupuestos. La bicefalia, sin embargo, hubiera sido sostenible desde el punto de vista interno siempre que la posición de Aragonès hubiese sido provisional, una hipótesis que acaba de ser falsada por el Tribunal Supremo.
La confirmación de la inhabilitación imposibilita que Junqueras vuelva a ser candidato y recupere su posición institucional, lo que a su vez lo priva de muchos recursos para mantener su liderazgo, al tiempo que liquida toda provisionalidad en el liderazgo de Aragonès, quien ha dejado de ser un líder interino que guarda lealmente el puesto al líder verdadero, si es que eso es posible, para convertirse en el líder de ERC a secas por su condición de presidente de la Generalitat. Ahora está por ver si es capaz de convertir su autoridad presidencial en 'auctoritas'. De momento, con los presupuestos aprobados, ya ha recuperado la confianza del Parlament.
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