Artículo de Ernest Folch

El regreso al futuro de Xavier Trias

Cada movimiento del candidato a alcalde desvela la nueva cartografía de la resurrección convergente

El exalcalde y candidato de Junts a las elecciones municipales de Barcelona, Xavier Trias

El exalcalde y candidato de Junts a las elecciones municipales de Barcelona, Xavier Trias / Europa Press

Ernest Folch

Ernest Folch

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El acto de presentación de la candidatura de Xavier Trias pasará a la historia como una de las cumbres surrealistas de la comunicación política, en el que directamente se borró cualquier referencia al partido por el que se presenta, del que no se vio el logo ni se oyó su nombre en toda la noche. Presentarse por un partido sin ni siquiera mencionarlo es un nuevo hito de la alquimia electoral moderna, que de momento, según las encuestas, está dando por cierto un excelente resultado.

La 'première' de Trias tuvo lugar entre dos ausencias tan oportunas como calculadas. Primero, un conveniente viaje con unos amigos le permitió ausentarse de la airada manifestación en contra de la cumbre hispano-francesa, a la que el partido que esconde acudió en masa. La pasada semana alegó que tenía citas de campaña para excusar su ausencia en el acto de soporte a Laura Borràs a las puertas del TSJC, en su primer día de juicio. La agenda de Trias ha sufrido dos desmayos providenciales, y siempre en el mismo contexto: mientras dure la campaña no verán al exalcalde en nada que pueda interpretarse como la “confrontación” que reclaman los dirigentes de su partido. Tampoco verán a Trias visitando a Puigdemont, porque sabe que ahora mismo no hay nada más peligroso para él que el unilateralismo o cualquier insinuación de ruptura de lo que sea. Cada gesto de Trias es un desmarque explícito de su partido, del que sigue reclamando, en cada entrevista, que “no haga tonterías”, una expresión que ya usó para referirse a la salida de Junts del Govern, salida de la que también se desmarcó inmediatamente.

Cuando Trias dice que no hay que hacer tonterías se refiere a cualquier decisión que lleve a la pérdida de poder o de centralidad, algo en lo que se ha especializado Junts en los últimos años. Xavier Trias lleva en su ADN el profundo gen convergente de orden que tantas victorias electorales dio a Convergència en su día, y por eso no es tampoco ninguna casualidad que el día de su puesta de largo en el que nadie pudo ver el logo de Junts sí quiso lucir en primera fila a Jordi Pujol y a su delfín Artur Mas, como un recuerdo muy explícito de la era en la que el partido gobernaba a placer y era la pieza hegemónica del catalanismo.

Cada movimiento de Xavier Trias desvela la nueva cartografía de la resurrección convergente. En esta nueva etapa el objetivo es eliminar cualquier referencia al 1-O, a la represión, y a toda la mitología construida a su alrededor. Aquella idea que decía que Barcelona debía convertirse en la punta de lanza del independentismo de confrontación ha pasado a mejor vida y se ha sustituido por un primario y efectivo “váyase, señora Colau”, que tiene mucha mejor aceptación en su entorno natural de la zona alta y empresarios influyentes que, como él, quieren soluciones y no problemas. El regreso al futuro de Trias es una operación muy bien diseñada que tiene en realidad un doble objetivo: recuperar el poder en la capital y que Junts vuelva a la vieja centralidad. Pero la gran incógnita es si todos los cuadros del partido que ya no pueden recular en su viaje hacia la confrontación resistirán con la boca callada ante una campaña por Barcelona que es en realidad su gran amenaza. De momento, Trias se presenta para el primer partido de la historia que no tiene ni nombre ni logo.

Suscríbete para seguir leyendo