Artículo de Carles Francino Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

El fuego al final del túnel

El éxito en política no consiste en tener razón, sino en generar confianza en los ciudadanos. ¿Alguno de los -y las- participantes en el aquelarre del 'sí es sí' las últimas semanas cree que así se transmite confianza?

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Aumenta el esperpento de los trenes en Asturias y Cantabria: el cambio de versión del Ministerio y los nuevos plazos

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Verónica era una niña de trece años cuando un hombre de sesenta y dos la violó al regresar a su casa de comprar el pan, a plena luz del día; no satisfecho con eso, la amenazó de muerte si contaba algo. Pero ella lo contó y el hombre acabó en la cárcel. Esta historia ocurrió en un pueblo de Alicante, Benejúzar, en las postrimerías del siglo pasado; y si no desapareció, enterrada en la frialdad de las estadísticas de agresiones sexuales, fue por dos motivos. Porque muchos vecinos se pusieron del lado del violador y porque la madre de la víctima acabó quemando vivo al agresor cuando este, tiempo después, se mofó de ella preguntándole qué tal estaba su hija. La periodista Gema Peñalosa ha escrito un libro que se titula, precisamente, 'Fuego', donde además de resucitar este episodio se interroga por los mecanismos sociales que permiten seguir ejerciendo violencia sexual sobre las mujeres.

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La otra tarde, en la radio, no sabía donde meterse cuándo la conversación sobre su libro derivó hacia la bronca política que rodea la ley conocida como la de 'solo sí es sí'. Es una pena que el asunto que se ventila sea tan serio porque, de lo contrario, la cosecha de chistes podría ser de las que hacen época. Yo, desde luego, no puedo evitar que me venga a la cabeza la chapuza de los trenes que no entran en los túneles, un monumento a la legendaria cutrez hispánica, cuando repaso el accidentado camino que ha seguido esta ley. Porque, además, en ambos casos aflora un elemento común: la incompetencia, regada con buenas dosis de soberbia. Hay algo inexplicable en esta pelea. O un gran equívoco. El éxito en política no consiste -o no solo- en tener razón, sino en generar confianza en los ciudadanos. ¿Alguno de los -y las- participantes en el aquelarre de las últimas semanas cree que así se transmite confianza? No. Así se arruinan proyectos y se pierden elecciones. Al menos en el increíble caso de los trenes obesos ya han caído dos cabezas. Pero aquí ni eso. No se ve la luz al final del túnel; solo el fuego de una batalla lamentable.