Zelenski gana en las pantallas

En el consejo de redacción para diseñar la portada de la edición de papel, dudamos sobre si los lectores reconocerán al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, de espaldas frente a los líderes de la UE. Alguien concluye: "¿Como no lo van a reconocer si hace un año que viste igual?" El argumento es definitivo y elegimos esa foto huyendo del provincianismo de retratarle con el presidente del Gobierno de España, porque la noticia estuvo en Bruselas y no en Madrid.

Tras el argumento que resultó definitivo hay mucha tela. Zelenski ha ganado desde el minuto uno la batalla de la imagen en esta guerra siendo en todo momento el antagonista en el campo de batalla, pero también en las pantallas, de Vladímir Putin. Su camiseta y indumentaria de miliciano, sus bambas y su lenguaje directo le han hecho aparecer en todo el mundo como alguien auténtico y bienintencionado frente al pérfido mandatario del Kremlin capaz de reunirse con Macron con una mesa de 12 metros de por medio. Zelenski ha creado empatía y ha naturalizado algo tan duro como pedir tanques y aviones en esta vieja Europa que nunca se había ensuciado las manos con temas tan políticamente incorrectos.  

Mientras, la dictadura rusa sigue perdiendo opacidad porque la guerra pone a la vista sus miserias. Àlex Bustos, desde Moscú, desvela en un completo informe cómo el déficit público ruso llega, un año después de invadir Ucrania, a los mismos niveles del peor momento de la pandemia. Las sanciones europeas dan el fruto esperado y en pocas semanas la situación puede ser insostenible. No hay ningún indicio de que Putin esté débil, pero su economía sí que lo está y, excepto en el caso de que China le auxilie, el tiempo en que estará contra las cuerdas en este ámbito está próximo. Mientras, recogemos también el testimonio de Sevgil Musaieva, redactora jefa del principal medio digital de información en Ucrania, que ha participado en un congreso de editores en Madrid: "Si no frenamos a Putin, irá a por Polonia y los bálticos". Todo indica que antes se arruinará.

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