Artículo de Capitolina Díaz

La pérdida del talento de las mujeres y las niñas en nuestras instituciones científicas

MULTIMEDIA | Los avances que las científicas de hoy desean para las mujeres de mañana

El desarrollo científico y tecnológico y el trato igualitario a mujeres y hombres exige ya que los ministerios de educación, de ciencia, de tecnología y de igualdad (como mínimo) se involucren

Una científica trabaja en un laboratorio.

Una científica trabaja en un laboratorio.

Capitolina Díaz

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Hace ya varias décadas que las niñas y las jóvenes tienen un rendimiento educativo, de media, superior al de los niños y los jóvenes. En España, un 52% de los doctorados los reciben las mujeres. Pero a partir del doctorado, al entrar en la carrera científica, el sistema va expulsando a las mujeres. Se ha comparado esta pérdida con una tubería que gotea: en cada nivel jerárquico desparecen más mujeres y a las categorías superiores (cátedras y profesoras de investigación) no llegan ni el 25%. 

¿Qué se puede hacer para evitarlo? ¿Qué se puede hacer para no desaprovechar ese talento, esa formación, que tanto ha costado conseguir a las propias mujeres, a sus familias y a los poderes públicos? A mi entender se puede trabajar en dos ejes: reforzar las normas y las leyes y cambiar la cultura y la mentalidad de las universidades y centros de investigación. 

Tenemos normas y leyes que protegen la igualdad de género. Pero ¿se aplican? ¿Rinden cuentas los centros de sus mejoras en igualdad? ¿Hay incentivos para que mejoren? ¿Hay algún organismo que vigile su cumplimiento? Parece que no. 

Nuestro mayor financiador, la Comisión Europea, ha establecido como requisito para financiar proyectos de investigación que todos los socios (universidades, centros de investigación, empresas participantes, etc.) tengan un plan de igualdad que ha de presentar una evaluación anual. En nuestro país ya tenemos esa obligación legal ¿pero hay algún organismo que lo controle? ¿Hay algún mecanismo que verifique el cumplimiento de objetivos? ¿Existe algún incentivo que estimule a su cumplimiento? Pues no, no lo hay. Pero nuestro Ministerio de Ciencia e Innovación ha demostrado saber y poder hacerlo. Lo ha hecho de forma exitosa con los programas Severo Ochoa y Margarita de Maeztu. ¿Por qué no se hace con el resto?

No solo perdemos talento y tratamos injustamente a las científicas, lo cual limita nuestro desarrollo económico. Directamente, perdemos dinero. Un ejemplo: La Comisión Europea, con el programa Next Generation, uno de cuyos cuatro pilares es la igualdad de género, pone a disposición de los países miembros un gran cantidad de euros. ¿España lo solicita? Tan apenas. Solo el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital ha lanzado unos pocos proyectos. 

El desarrollo científico y tecnológico, el aprovechamiento de todo el talento del país y el trato igualitario a mujeres y hombres exige ya, ahora mismo, que los ministerios de educación, de ciencia, de tecnología y de igualdad (como mínimo) se involucren. ¿Hay algún departamento en el Ministerio de Igualdad que se ocupe de la Ciencia, de las mujeres científicas? Claro que no. Mala práctica y mal ejemplo.

Respecto a cambiar la cultura de universidades y centros de investigación, hay un punto clave: su escasa corresponsabilidad con los cuidados. Las personas necesitamos cuidados y en varios momentos de nuestras vidas, más. Las mujeres son quienes más los realizan. Sus carreras profesionales se resienten por ello. ¿Son solidarias las instituciones científicas? Tan apenas.