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'La cançó d’Espinàs'

Lo suyo fue ser fiel a su pulsión, la de un inconformista culto y curioso con un gran plus de 'seny'

Josep Maria Espinàs, retratado el 15 de marzo de 2013 en su casa de Barcelona.

Josep Maria Espinàs, retratado el 15 de marzo de 2013 en su casa de Barcelona. / JOAN CORTADELLAS

Joan Tapia

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Josep Maria Espinàs murió el domingo a las seis de la tarde, vi la noticia poco después. Y a las nueve, tras oír el 'Cant del Barça' que escribió y del minuto de silencio del Camp Nou, ya pude leer en la web el magnífico y puntual retrato de Ernest Alós en EL PERIÓDICO. El lunes escuché que Isabel Martí, con quien montó la editorial La Campana, le decía a Basté que para Espinàs la vida era escribir y que no lo pasó bien cuando a fines de 2019 lo tuvo que dejar. 

Durante 43 años Espinàs, primero en el 'Avui' y desde 1999 en EL PERIÓDICO, escribió una columna diaria en la que observaba la realidad con sencillez y sin ínfulas. Fue un signo de identidad de este diario.

Al acabar la Guerra Civil tenía 12 años y ha sido actor y referente del resurgir de Catalunya desde aquellos tiempos. El primer diario en catalán no salió hasta la muerte de Franco. Ya en 1953, con 26 años, Espinàs ganó el premio de novela catalana Joanot Martorell, convertido luego en el Sant Jordi. Y trabajó en la editorial y el semanario 'Destino', la revista de origen falangista (1939) que en los años 50 y 60 se convirtió en lectura obligada de la inquieta clase media catalana. 

En 1960 fue uno de los impulsores de Els Setze Jutges y de la 'cançó' catalana. Me he acordado muchas veces de una de sus letras: “La vida és una guitarra molt aspra que hem d'abraçar sense por, sovint caldrà que deixem pell i ungles per treure’n una cançó”. Otra idea fuerza: “Todo me sorprende, y me interesa, no me gustan las afirmaciones rotundas”. Era un atento y escéptico observador, fiel sin aspavientos a sus convicciones.

En 1980, primeras elecciones catalanas, le tentó la política. No le convenció la lista de Pujol (¿por conservadora?) ni del PSC de Reventós (¿por el PSOE?), ni la de PSUC y Josep Benet (¿por marxista?), ni la de Esquerra de Barrera (¿el pasado?). Tomó nota del resultado de Nacionalistes d'Esquerra y no insistió. 

Lo suyo fue ser fiel a su pulsión, la de un inconformista culto y curioso con un gran plus de 'seny'.

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