Y la vida es fácil
Durante muchas décadas, el nombre del Espinàs ha sido una presencia constante en nuestra cultura, ramificándose en un sinfín de proyectos muy distintos, pero que siempre confluían en una gran curiosidad por las cosas.
Jordi Puntí
Escritor. Autor de 'Confeti' y 'Todo Messi. Ejercicios de estilo'.
Este domingo, cuando supe que Espinàs había muerto, busqué una canción de Yves Montand llamada 'Clopin-Clopant' y la escuché como homenaje. La elegí porque hace unos años, cuando acababa de cumplir 90, Espinàs acudió al programa de radio 'Islàndia', que Albert Om presenta en RAC1, y juntos repasaron las canciones que más le gustaban. Sonaron 'Picolissima serenata', de Renato Carosone, “con ese adverbio tan modesto en el título”; 'Garota de Ipanema', de Vinicius y Jobim, “tan poco pretenciosa”; 'Summertime', de Luis Armstrong, “y la vida es fácil”. También oímos la guitarra y la voz de Yves Montand, con ese inicio tan redondo: “Et je me’n vais clopin-clopant...”, que podríamos traducir libremente como: “Y yo me a ir yendo, tranquilamente...”. Luego Espinàs contó que le gustaría que aquella canción sonara en su funeral.
La elección y los comentarios que hacía Espinàs, pienso ahora, también eran una especie de retrato sonoro de su vitalidad pausada, de una mirada limpia del exceso y la exhibición sentimental, y sin embargo de una proximidad y calidez naturales. Esta sensación amistosa, de conocerle a partir de sus palabras como si te hablara de tú a tú, es una de las razones que le hizo tan popular y querido. Durante muchas décadas, el nombre del Espinàs ha sido una presencia constante en nuestra cultura, ramificándose en un sinfín de proyectos muy distintos, pero que siempre confluían en una gran curiosidad por las cosas.
En los años 80, los jóvenes de mi generación encontrábamos a Espinàs un poco 'queco'. Era aquel señor que escribía en el 'Avui' sobre cosas cotidianas, sencillas, banales en apariencia. Sin embargo, al menos a mí, su constancia a la hora de escribir, su presencia discreta y un celo por preservar su vida privada, pronto me lo hicieron apreciar tal y como era de verdad: una persona de mundo, rigurosa, sin vanaglorias y a la vez, cuando era necesario, con un humor finísimo. Por todo ello, su obra inmensa puede leerse ahora como un gran testamento, un reporte de su paso por nuestro mundo, quizá tranquilamente, pero sin detenerse nunca durante casi un siglo.
Suscríbete para seguir leyendo
- García-Castellón y Gadea dejarán sus plazas en la Audiencia Nacional y Pedraz sopesa hacerse con el juzgado del Tsunami, por Ernesto Ekaizer
- El invierno vuelve por Sant Jordi: los meteorólogos alertan del fenómeno que nos espera la próxima semana en Catalunya
- Barcelona, “decepcionada” y “preocupada” por que la Generalitat anuncie una desalinizadora flotante en el puerto sin avisarle
- Airbnb aconseja a los propietarios que no anuncien las piscinas en sus alojamientos turísticos
- El presidente del PP de Esplugues coló durante años facturas personales como gastos del partido para pagarlas con dinero público
- Vuelve Moisés a Pasapalabra: el concursante desvela los problemas que sufrió en el pasado y por los que tuvo que abandonar el programa
- DANA a la vista: estas serán las zonas más afectadas
- La tiña se expande en Catalunya entre los adolescentes que se rasuran asiduamente la nuca en las barberías 'low cost