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Las aritméticas en Barcelona

Trias y Colau en el restaurant Racó d’en Cesc /
La mayoría que finalmente va a aprobar los presupuestos de la Generalitat, formada por Esquerra, el PSC y Comuns, deja aún más abierto el panorama de los pactos en los municipios catalanes a partir de los resultados que se den el 28-M. Aquí ya no se puede dar nada por supuesto. Ni que los independentistas pacten irremediablemente entre ellos ni que lo hagan los no independentistas ni que la derecha ceda votos a la izquierda para frenar a unos o a otros o al revés. Solo 24 horas después del pacto entre Aragonès e Illa lo vimos en el ayuntamiento de Barcelona a propósito de la votación del plan de usos del Eixample. Los de Trias y Puigdemont amagaron con abstenerse en el texto que defendía Colau tras romper con Collboni. El PSC no le quiso dar ese triunfo a la alcaldesa y anunció el voto a favor a pesar de sus reticencias por las restricciones en algunas calles como Sepúlveda. Más de uno debió revolverse en su butaca de las salas nobles del paseo de Gràcia. Los que reciben apoyos incondicionales para derrocar a la alcaldesa salvándole la última votación comprometidda de la legislatura. Y haciéndolo a favor de una restricción más severa del comercio en el distrito central de la ciudad, donde los votantes de Trias tienen sus negocios y sus locales. Cosas veredes amigo Sancho. Los enemigos de mis enemigos son mis amigos.
Más allá de la anécdota, el hecho revela la complejidad de un territorio como el de Barcelona en el que las personas gozan de un enorme bienestar basado en la riqueza generada por actividades económicas que cada vez resultan más complicadas de conjugar. Por eso, reducir estas elecciones a Colau, sí o Colau, solo beneficia a la actual alcaldesa y al anterior alcalde pero, posiblemente, deja fuera del consistorio un excesivo número de matices. Y, además, el tiro le puede salir a más de uno por la culata como les pasó hace cuatro años con Manuel Valls. La ciudad es un millón de cosas y hay más de dos y tres pactos posibles. Y quizás alentando el fantasma de uno, se acaba facilitando el que no querían los votantes del otro. Tremendo.
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