Set para Illa
El líder del PSC ha jugado bien de dos maneras. Primero con la dilación, y después con las exigencias que representan el traspaso del título de partido alfa de Catalunya desde ERC hacia los socialistas
Xavier Bru de Sala
Escritor y periodista.
Presupuestos buenos para Catalunya, pero sobre todo para los socialistas. Poco rédito habrá sacado Aragonès del apoyo social. El 'establishment' de Catalunya, no solo los de arriba sino todos los instalados, del color que sean y de la plataforma donde se estén, de la patronal al cuarto sector, clamaba por un acuerdo que certificara de una vez al regreso a la normalidad. Ya lo tenemos. Entre los contrarios a la soberanía, la desconfianza hacia ERC convertida en administradora de la Generalitat e impulsora de la nada puede haber disminuido, sí, pero el recelo no desaparece. Ya pueden ir diciendo y haciendo los de Junqueras para aparecer como gente de orden, porque todo el mundo cree que si pudieran volver a intentarlo, con garantías hispanas o europeas de no volver al trullo, no dudarían en propiciar un cambio radical del ordenamiento territorial.
¿Todo el mundo? No. Todo el mundo menos una parte muy significativa, si no la totalidad, de los que aún no han desistido de la conversión del sueño en realidad. Mientras unos acusan a ERC de traición a la propia causa, los del otro lado mantienen una silenciosa por elocuente prevención. Por el eje nacional ERC pierde crédito. Por el eje de izquierdas impolutas también pierde crédito, porque han tenido que tragar con las ruedas de molino de las grandes infraestructuras y el Hard Rock. Y encima no logran quitarse de encima el descrédito general del independentismo. Así, el único activo que les queda es la obra de Gobierno, pero a saber, por mucho que preconicen su importancia, bien cierta y real, cuántos votantes remueve y cuántos votos mueve a la hora de la verdad. No parece que muchos.
Illa, que como dijimos tenía mucho margen para hacer sufrir a Aragonès pero ningún margen para derribarlo, ha jugado bien de dos maneras. Primero con la dilación, y después con las exigencias que representan el traspaso del título de partido alfa de Catalunya desde ERC hacia el PSC. El amo manda, el gerente ejecuta. No es así, pero lo parece, y eso es lo que cuenta. Set presupuestario para Illa pues, pero aún queda partido.
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