Apunte

Catalunya, con presupuestos

El pragmatismo ha ganado con el pacto presupuestario a varias bandas

BARCELONA 02/02/2023 Política La consellera d’economia i hisenda Natalia Mas entrega en el Parlament los Presupuestos de la Generalitat para el 2023 a la vicepresidenta y presidenta en funciones del Parlament Clara Vergés FOTO de FERRAN NADEU

BARCELONA 02/02/2023 Política La consellera d’economia i hisenda Natalia Mas entrega en el Parlament los Presupuestos de la Generalitat para el 2023 a la vicepresidenta y presidenta en funciones del Parlament Clara Vergés FOTO de FERRAN NADEU / FERRAN NADEU

Agustí Sala

Agustí Sala

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Y finalmente se logró. Catalunya tiene (tendrá, una vez que se aprueben se espera que en marzo) presupuestos este año. Por un momento pareció que corríamos el riesgo de caer en la parálisis de la década del 'procés', pero ha imperado la cordura. Ha sido un proyecto de cuentas trabajado tras la salida de Junts del Govern, cuyo representante, Jaume Giró, fue el que las inició y ahora puede que acaben votando en contra; y que han acabado con varios y dispares puntos de apoyo: los sindicatos y la patronal, los Comuns y, finalmentente el que es el principal partido de la oposición, el PSC ¿El resultado? 41.025 millones de euros, una cifra sin precedentes, como no para de recordar la 'consellera' de Economia, Natàlia Mas; con un aumento del 7,6%, muy por encima de lo que crecerá la economía (1,7%), aunque con menor aportación de los fondos 'Next Generation' que en 2022.

En vez de padecer el martirio de poner bajo los focos su minoría y someter periódicamente al juicio del Parlament los movimientos de cuentas (lo que habría sucedido de mantenerse las cuentas prorrogadas), ERC ha logrado atar una hoja de ruta para el año y los socialistas, compromisos que, hasta hace poco, revolvían las tripas de muchos republicanos, como la B-40 o el aeropuerto, sometido a un debate semántico para evitar palabras tabú como "ampliación". También el PSC ha tenido que comerse algún gravamen, como el de los cruceros, avalado por los Comuns; y estos han mirado para otro lado con el Hard Rock o la B-40. Pragmatismo se llama todo esto. Aroma a tripartito, dicen otros.

En todo caso, en Catalunya algunos han descubierto que es mejor ser al menos un poco práctico que muy o solo idealista. Una cosa no quita la otra. Lo que ha quedado claro tras una etapa de prolongada parálisis en Catalunya es que es mejor gestionar el día a día que quedar paralizados con deseos, objetivos o ensoñaciones. Eso, como mínimo, permite tener presupuestos en unos tiempos en los que la economía y la sociedad los precisan. Y una vez aprobados otro reto será que se cumplan

Suscríbete para seguir leyendo