Limak y el futuro del Barça

Joan Laporta

Joan Laporta / @EnricMasip5

Albert Sáez

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Retengan este nombre porque lo van a oir mucho en los próximos años. Limak Holding es la adjudicataria de las obras de ampliación del estadio del FC Barcelona. Se trata de una constructora turca sin clientes ni proyectos en la UE y que solo tiene la experiencia de haber construido un campo de fútbol para 25.000 espectadores. Su especialidad es la obra pública civil y se le considera uno de los miembros de lo que en Turquía llaman "la mafía de los cinco" que reciben multimillonarias adjudicaciones de un régimen tan poco transparente como el de Erdogan. Su gran obra hasta este momento es el nuevo aeropuerto de Estambul, un proyecto que ha estado cargado de incidencias. Todo esto lo cuenta Adrià Rocha, nuestro experto en Turquía, en este espléndido reportaje impulsado por la sección de deportes.

Desde su anterior estancia en la presidencia del club, conocemos del gusto del presidente Joan Laporta por las empresas de países estrafalarios. La concesión de la ampliación del Camp Nou a esta empresa turca causó sorpresa, incluso entre alguno de sus directivos. Sin ningún tipo de prejuicio, nadie entendió que el proyecto no recayera en alguna de las grandes empresas catalanas o españolas del sector que son punteras dentro de la UE. Ni tampoco en sus competidoras europeas que han remodelado o construido los grandes estadios de la última década. Podemos estar ante una jugada maestra de una empresa que puja a la baja para dar un salto en su trayectoria entrando en la UE por la puerta grande del Barça. O en la antesala de un fiasco que acabe con una obra a medias, empantanada por una empresa incapaz técnica y financieramente de culminar con éxito el proyecto. Viendo su trayectoria parece más probable lo segundo que lo primero. E incluso en ese caso, imaginamos que Laporta está convencido de que si la pelota entra, los socios se lo perdonarán.

El asunto no es menor porque un fiasco en este proyecto puede dar la puntilla financiera al FC Barcelona y dejarlo a los pies de su conversión en sociedad anónima que los más perversos consideran que es la intención oculta de la junta actual. Incluso los más férreos partidarios del modelo de club propiedad de los socios ya empiezan a ver que la gobernanza de este transatlántico no puede hacerse por gente que, presuntamente, dedica unas horas de su tiempo de ocio a la gestión del club. El Barça exige un equipo de dirección al cien por cien y eso solo lo pueden aguantar gentes con un gran patrimonio o gentes que lo están consiguiendo por otro lado. 

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