De esvásticas, ofensas y humores
En el caso de 'Zona Franca', tanto el guion como la grabación del espacio podían haber alertado a TV-3 del 'pecado' de contratar a alguien que ya contabas con que haría ese tipo de humor
Josep Maria Fonalleras
Escritor
Vi la “exageración paródica” en la que el humorista Manel Vidal Boix “utilizó la esvástica en un sentido figurado” para hablar de la ubicación política del votante del PSC en un hipotético gráfico de cuadrantes (derechas/izquierdas/autoritarios/liberales) en el que el primero se extendía hasta la frontera de la indignación con unas casillas contrahechas que configuraban la cruz gamada. De resultas de ese gag, el director de TV-3, Sígfrid Gras, expulsó a Vidal del programa 'Zona Franca', porque “traspasó todos los límites”. Ahora reflexiono sobre ello. Las primeras comillas que he utilizado, por ejemplo, son de Juan Soto Ivars, compañero de este diario y amigo con quien discrepo bastante a menudo y que no es precisamente nada sospechoso de comulgar con los planteamientos éticos y estéticos de Joel Díaz y compañía. Soto habla de una "hipérbole" y sostiene, como afirma Vidal, que el colaborador del programa no llamó nazi al PSC y que "le parece inenarrable que se despida a un humorista por la lectura literal de una ironía". En esta misma línea, el filósofo Pau Luque, en 'El País', advierte que Vidal “trató de ofender con una broma” y que “el chiste me ofendió, naturalmente, pero es que por eso le contrataron, y ya me parece bien”.
Tanto el “late show” de TV-3 como “la enigmática mezcla de inteligencia y vulgaridad del humor de Vidal” a mí me dejan frío. O quizás algo más que eso. En el hipotético gráfico de cuadrantes que configurara mi ubicación para con 'Zona Franca' (aburrido/divertido/chapucero/elegante) me situaría en el extremo izquierdo (aburrido, chapucero) en el que podría dibujar una mueca que se convirtiera en indiferencia máxima, hielo absoluto. Y es justo por eso, porque no me gusta, que puedo defender "el derecho de Vidal a ofender", como afirma Pau Luque, aunque, en mi caso, más que ofender me aturde con bromas mediocres.
Por lo menos Vidal y Díaz (que acaba de dejar el programa, en la imposibilidad de continuar ante una decisión “injusta e inaceptable”) no han sido hipócritas, porque tanto el guion (con gráfico incluido) como la grabación del espacio (que no es en directo) podían haber alertado a TV-3 (¡lo podían saber antes!) del 'pecado' de contratar a alguien que ya contabas con que haría ese tipo de humor. En la solemnidad de la reacción corporativa (de la CCMA) se esconde el rechazo a la banalidad o, peor, la banal prepotencia y la ceguera mezquindad (una ofensa intransigente) de quien no cree en la libertad que predica.
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