Ágora

Turismo, motor de progreso y calidad de vida

El turismo no debe ser entendido como generador de incivismo, gentrificación o pérdida de identidad, sino como una palanca para generar riqueza y proporcionar progreso, bienestar y calidad de vida

La Pedrera

La Pedrera / JOAN CORTADELLAS

Marta Domènech

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Hemos cerrado el año con unas cifras muy cercanas a las del 2019 tanto en número de visitantes como en gasto. En algunas zonas y sectores los datos han superado a los obtenidos durante la prepandemia, por lo que podemos afirmar que 2022 ha sido el año de la remontada. El regreso de visitantes, muy esperado por algunos, ha ido acompañada también de voces críticas hacia el turismo y sus externalidades negativas. Por este motivo, creo que es el momento idóneo para analizar qué ha supuesto el turismo en Catalunya en los últimos años.

Hoy somos un país abierto al mundo, un territorio interesante para visitar y vivir, y una zona admirada por su patrimonio cultural en parte gracias a la actividad turística. Con el paso del tiempo, la llegada de visitantes y el interés que han mostrado nos ha llevado a tener infraestructuras de primer nivel, hemos podido proyectar nuestros atractivos a todo el planeta y hemos captado el interés por invertir en nuestro país, donde el clima, la gastronomía y sus gentes lo han hecho un lugar propicio para vivir y trabajar.

Además, no olvidemos que el turístico es un sector tractor que reactiva y favorece ámbitos de la economía catalana más allá de su propia actividad, como la industria agroalimentaria, la construcción o el sector cultural. La pandemia ha subrayado de forma significativa la importancia del turismo como plataforma para impulsar el tejido productivo catalán. Y no quiero pasar por alto que las actuaciones vinculadas al turismo para ofrecer un mejor destino revierten directamente y en primer lugar en la mejora de la calidad de los servicios a los ciudadanos y ciudadanas de Catalunya.

En este ejercicio de análisis de lo que ha reportado el turismo no podemos obviar todos aquellos aspectos que deben subsanarse para que acaben sumando y no restando. Debemos transformar todo lo necesario para que el turismo sea para nuestra ciudadanía parte de la solución y no el problema. Por eso, desde el Departament d'Empresa i Treball, a través de la dirección general de Turisme, estamos trabajando en la transformación de nuestro modelo turístico para proporcionar a los visitantes una oferta de mayor calidad y diversificada, y menos estacional y concentrada territorialmente. Pero siempre haciendo compatible la actividad turística con la vida en nuestros municipios.

Somos un referente porque estamos haciendo bien las cosas; ahora debemos dar un paso más y ser capaces de conseguir complicidades con toda la sociedad catalana. El turismo no debe ser entendido como generador de incivismo, gentrificación o pérdida de identidad. Debe ser visto como lo que es, una palanca, un aliado no solo para generar riqueza sino también para proporcionar a los ciudadanos y ciudadanas progreso, bienestar y calidad de vida.

A los catalanes nos gusta viajar, también somos visitantes y cuando vamos a descubrir nuevos sitios lo hacemos con respeto, tolerancia y ganas de aprender. Nos gusta que nos traten bien, que confíen en nosotros y nos muestren lo mejor del destino y su forma de ser. La hospitalidad que queremos recibir cuando marchamos fuera es la que debemos ofrecer nosotros. Y si alguien crea inconvenientes ligados al incivismo, debemos aplicar los mecanismos que regulen ese mal comportamiento.

Nuestra sociedad debe saber que desde la dirección general de Turismo hemos impulsado el Compromiso Nacional por un Turismo Responsable, la herramienta que debe ayudar a transformar nuestro modelo turístico catalán hacia uno más ético, innovador y sostenible.

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