Artículo de Jordi Mercader

La disputada bandera del cambio en Barcelona

La irrupción de Trias restará votos especialmente a Maragall y presumiblemente también a Collboni, pero les ofrecerá una combinación para sumar una mayoría sin Colau

Xavier Trias y Ada Colau han almorzado a 5 meses de las elecciones

Xavier Trias y Ada Colau han almorzado a 5 meses de las elecciones / JxCat

Jordi Mercader

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La futura alcaldía de Barcelona se intuye una de las incógnitas más complejas de despejar. El desgaste de Ada Colau es innegable, aunque esta obviedad y el previsible “todos contra Colau” no tiene por qué traducirse en una derrota segura. Personificar el cambio será, muy probablemente, el objeto de deseo de los aspirantes a impedir la reelección de la alcaldesa. El argumento del cambio sigue siendo especialmente apreciado por los directores de campaña: es entendedor y motivador. Sin embargo, el hecho determinante para alcanzar la alcaldía será la capacidad de cada candidato de sumar una mayoría de investidura.

¿Quién puede hacerse con la bandera del cambio? Todos, salvo Colau, que ya usó el comodín en 2015 y ahora debe defender, lógicamente, una obra de gobierno. Quien lo tiene más difícil es Jaume Collboni por su condición de socio permanente de Colau, aunque no va a renunciar a ondear la bandera, por eso se ha alejado del gobierno municipal en una maniobra controvertida pero disruptiva. De hecho, todos los aspirantes presentan sombras sobre el factor cambio que pueden aportar. Xavier Trias ya ocupó la alcaldía y su hoja de servicios fue minimalista. Ernest Maragall puede representar diversas cosas, pero el de agente del cambio le costará. 

El mapa de pactos se ha modificado substancialmente. La irrupción de Trias restará votos especialmente a Maragall y presumiblemente también a Collboni, pero les ofrecerá una combinación para sumar una mayoría sin Colau. Paradójicamente, el candidato de Junts aumenta el número de combinaciones, pero antes, en las urnas, beneficiará involuntariamente a la alcaldesa, al debilitar a sus adversarios. Y, de confirmarse el renacimiento de la transversalidad política en Catalunya con el acuerdo presupuestario entre Aragonès e Illa, se abriría todo un mundo para el PSC. De igual magnitud que la del cráter provocado entre ERC y Junts. Lo prioritario para todos y todas, sin embargo, es quedar por delante en número de votos ni que sea por uno.

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