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Netflix, un negocio en reconstrucción

La plataforma está en una encrucijada, con nuevos ejecutivos y clientes descontentos por los contenidos, el cobro por cuentas compartidas y la publicidad

Reed Hastings, exCEO de Netflix

Reed Hastings, exCEO de Netflix / EL PERIÓDICO

Gemma Martínez

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Todo líder sabe que su tiempo es finito y que debe preparar su sucesión, igual que ha de reconocer cuándo ha llegado el momento de hacerse a un lado. Así lo acaba de decidir Reed Hastings, el cofundador y consejero delegado de Netflix desde 1999. A sus 62 años, retiene la presidencia ejecutiva, pero cede el día a día de la empresa de entretenimiento a dos consejeros delegados, Ted Sarandos y Greg Peters, que han trabajado con él durante los últimos 25 años y quince años, respectivamente. Lo hace justo cuando la plataforma de streaming ha comunicado que ha enderezado un 2022 que se antojaba turbulento y que ha cerrado con un beneficio de más de 4.400 millones de dólares, con casi 231 millones de suscriptores.

Pero el adiós de Hastings con estos números de vértigo no puede maquillar que la compañía se enfrenta a una encrucijada, después de que la edad de oro que vivió durante la pandemia se haya esfumado y de que el público se haya vuelto más crítico con los contenidos, cancelaciones incluidas. El crecimiento ya no es el que fue, igual que la acción ya no encandila tanto a Wall Street.

Los dos directivos tendrán que dar síntomas de vitalidad, que por ahora pasan por incorporar publicidad a su oferta de suscripción -para los clientes sensibles al precio-, y lanzar el pago por compartir cuentas, entre otras medidas que no serán del agrado de todos. De la obsesión por lograr más suscriptores a la obsesión por elevar los ingresos por cliente. Todo ello a la vez que busca más penetración en los mercados donde haya oportunidad y quizá se prepara para participar en el proceso de concentración que vivirá el sector con fusiones y adquisiciones.  

Netflix ya se ha reconstruido en otras ocasiones desde su creación. De distribuir DVD por correo postal -así la conocí yo y me hice suscriptora por primera vez cuando residí en EEUU- pasó a reproducir series de televisión y películas antiguas por Internet. Después pasó a emitir contenidos nuevos de estudios externos para más adelante lanzarse a desarrollar producciones propias no en un único país, Estados Unidos, sino en todo el mundo. Cabe esperar que con los dos consejeros delegados pueda hacerlo de nuevo, al mismo tiempo que ellos dos empiezan a planificar su propia sucesión.

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