Opinión | Un sofá en el césped

Josep Maria Fonalleras

¿Fue lo de Riad un espejismo?

Gavi Getafe

Gavi Getafe / FCB

Jan Laporta, después del recital de Riad, afirmó satisfecho que el Barça había vuelto. Efectivamente, volvió un Barça seguro y dominante, efectivo y dinámico, con cuatro magos pasándose el balón como antaño, en una reconstrucción de lo que fue un diamante virtuoso. Pero llega la Liga y no vuelve el Barça anhelado sino el sopor, como si lo de Riad fuera un espejismo en el desierto. La excusa de Xavi es que el esfuerzo de la Supercopa puede que haya pasado factura (sobre todo mental). Da la sensación que los mismos que jugaron con fuego ante el Getafe no se acababan de creer lo que fueron capaces de hacer en Arabia, como si llegar a rozar la perfección fuera un reto demasiado exigente para un equipo que aún, por lo que parece, no está preparado para la belleza que fue. 

"Ha vuelto la niebla", dijo Ricard Torquemada en su retransmisión, y a fe que en eso se convirtió la segunda parte, especialmente esa segunda mitad que daba la razón a Laporta cuando, en su encuentro con Gerard Piqué para llevar la final de ese invento de la Kings League al Camp Nou, confesó que "soy consciente de que el fútbol está perdiendo audiencia entre la gente más joven". Y lo repito: tuve la sensación que a veces atenaza a los creadores, el hecho de haber llegado a una determinada meta artística y vivir con el miedo en el cuerpo de no poder repetir la hazaña. 

Entre los asistentes al palco, estaba Bad Gyal, la cantante que lo está petando con 'sold-out' por donde actúa y que, en realidad, se llama Alba Farelo Solé y es de Vilassar de Mar. Era su bautizo de barcelonismo en el Camp Nou y puede que esperara, como todos, otra cosa. Algo así como la letra de una de sus canciones: "'Amb mi no es juga ni es replica, amb mi no et passis ni una mica'". Al esperado Barça poderoso con el que no se juega, le salió un Getafe que replicaba, y quien dice Getafe podría decir cualquier otro equipo, porque el ansiado retorno se difuminó minuto a minuto, excepto en la trenzada y electrizante jugada a un toque que generó el gol de Pedri, excepto en la demostración de potencia de Gavi, que "me tiene encendía, ta ‘duro to’ el día", como diría Bad Gyal.  

Las ocurrencias de Piqué

En los prolegómenos, Busquets recogió la camiseta con el número 700 y celebramos el año nuevo chino, con el nombre de los jugadores en caracteres irreconocibles (quizás una premonición), mientras todavía resonaban en el ambiente las desafortunadas palabras del entrenador en relación a su amigo Dani Alves. "Me sabe muy mal por él", que es lo que te debe pasar por la cabeza cuando un amigo entra en prisión, pero sin citar para nada a la víctima, cuando lo fácil, para escurrir el bulto, hubiera sido afirmar que el asunto está bajo investigación judicial. Volviendo a Laporta y a las ocurrencias de Piqué, el presidente no considera que la liga que Gerard se ha sacado de la manga sea un circo, "sino un espectáculo que tiene como base el fútbol". Visto lo visto en la gélida noche del Camp Nou, no puede afirmarse lo mismo. La base es el fútbol, pero el espectáculo brilla por su ausencia.   

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