Artículo de Rosa Paz

¿Tiene que gobernar la lista más votada?

Buscar aliados, eso que tanto parece incomodar al PP, es, sin embargo, la esencia misma del sistema parlamentario que rige en España

Alberto Nuñez Feijóo con Borja Sémper, que vuelve a la política para ser el portavoz de campaña del PP

Alberto Nuñez Feijóo con Borja Sémper, que vuelve a la política para ser el portavoz de campaña del PP / EFE / Sergio Pérez

Rosa Paz

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Como siempre que la derecha se adelanta en los sondeos electorales, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ya ha retado a Pedro Sánchez a que se comprometa a dejar que gobierne la lista que resulte más votada en los diversos comicios que se van a celebrar este 2023. La propuesta de Feijóo se plantea, tácitamente, como la manera de evitar que los populares incurran en pactos indeseables con la ultraderecha, que le podrían arrastrar a planteamientos como el plan antiabortista de Castilla y León. Pero en realidad, de ser aceptada, esa oferta sería la fórmula que le permitiría al PP garantizarse el poder en ayuntamientos, comunidades y, puede que también, en el Gobierno de España, sin tener que implicarse en engorrosas negociaciones para alcanzar alianzas y evitando que queden al descubierto sus escasas opciones de pacto. Dejar que gobierne la lista más votada significaría que la oposición, en este caso el PSOE, facilitaría, con su abstención o su voto favorable, la investidura del candidato del partido con mayor número de escaños pero sin mayoría suficiente para hacerlo por su cuenta. 

A muchos ciudadanos la propuesta les puede sonar bien, porque evitaría acuerdos que no les gustan. Los del PP con Vox o los del PSOE con Podemos e independentistas. 

Esta misma semana el portavoz de los populares, Borja Sémper, culpó a los socialistas del plan antiaborto del Gobierno castellano-leonés del PP, porque al no haber facilitado que gobernara la lista más votada, a los populares no les quedó más remedio que buscar aliados y solo los hallaron en la ultraderecha. Buscar aliados, eso que tanto parece incomodar al PP, es, sin embargo, la esencia misma del sistema parlamentario que rige en España. Al igual que en otros muchos países democráticos, quien gobierna aquí es el partido que consigue la mayoría absoluta en las urnas o es capaz de acordar con otras formaciones para sumar la mayoría necesaria para que un alcalde, presidente autonómico o del Gobierno central sean investidos. En algunos países europeos no gobierna siquiera la segunda fuerza, sino la tercera. Se vio en la serie danesa 'Borgen' y se ve en la realidad en Suecia, donde encabeza el Ejecutivo Ulf Kristersson, del Partido Moderado, que quedó tercero tras los socialdemócratas y la ultraderecha. A pesar de las críticas que suscitan los pactos de Sánchez con Podemos y los independentistas, abrirse a acuerdos con otros partidos facilita una mejor representación de la pluralidad política y social y muchos expertos consideran que incorporar a partidos pequeños a las alianzas es una vía para fortalecer la calidad democrática.

Escuchando a los dirigentes del PP parecería que solo la izquierda 'les roba' los gobiernos con pactos 'contra natura', y aunque el PSOE fue la primera fuerza en la doble convocatoria electoral de 2019, siguen tratando de ilegítimo al Gobierno de Sánchez tan solo porque no les gustan sus alianzas. Pero no le ofrecieron abstenerse en su investidura para que pudiera eludirlas. La cuestión es que los populares solo apelan a este principio, que no se recoge como tal en el sistema constitucional español, cuando les interesa. No dudaron en pactar con Cs y Vox en Andalucía en 2018 para arrebatarles el poder a los socialistas, que quedaron en cabeza, como no titubearon en aliarse con los mismos partidos en 2019 para evitar que el PSOE, la lista más votada, gobernara en Madrid, Murcia y Castilla y León. No es, pues, un planteamiento que se haga recíprocamente

Más inquietante parece la continua apelación por parte del PP a ese otro PSOE con el que estaría dispuesto a negociar y que no es, obviamente, el que lidera Pedro Sánchez, sino uno a día de hoy inexistente. Sabe Feijóo que si consigue que su lista sea la más votada en las próximas generales, lo que es probable si absorbe el voto de Ciudadanos, la única manera que tendrá de gobernar, si suma, es con Vox. Es por ello que podría estar soñando con una nueva rebelión entre los socialistas, como aquella que permitió la investidura de Mariano Rajoy en 2016 después de defenestrar, casi literalmente, a Sánchez, que se oponía con su “no es no”. Demasiado fácil para el PP, demasiado arriesgado para la salud democrática.

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