Artículo de Joaquim Coll

La esquizofrenia catalana

La política todavía no se ha librado de los efectos dañinos del ‘procés’

Pere Aragonès se marcha tras saludar a Emmanuel Macron y Pedro Sánchez

Pere Aragonès se marcha tras saludar a Emmanuel Macron y Pedro Sánchez / FERRAN NADEU

Joaquim Coll

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Tanto la protesta contra la cumbre hispano-francesa como la enorme dificultad para aprobar los presupuestos de la Generalitat evidencia que la política catalana todavía no se ha librado de los efectos dañinos del ‘procés’. La esquizofrenia de ERC asistiendo a una protesta contra una reunión cuyos acuerdos bilaterales son muy positivos para la Catalunya que gobiernan, solo es igualada por el candidato a la alcaldía de Barcelona por Junts, Xavier Trias, que se presenta como el hombre de la moderación, pero que apoyaba públicamente la protesta, aunque el día antes decidió irse con unos amigos a la huerta murciana para no salir en la foto. Es el ridículo de quien pretende soplar y absorber al mismo tiempo. Algo parecido ocurre con los presupuestos para 2023. Ahora mismo, las posibilidades de acuerdo son escasas porque los republicanos no se han tomado en serio la negociación hasta hace unas semanas. Recordemos que, todavía en septiembre, Oriol Junqueras, con su habitual tono de sermón, vetaba al PSC acusándolo de aplaudir la “represión” contra el independentismo.

Mientras para ERC las cuentas son unos presupuestos más que básicamente servirían para legitimar su gobierno en minoría absoluta, para el PSC son la oportunidad para redirigir Catalunya hacia una senda de progreso con proyectos que son esenciales. No podemos seguir desperdiciando oportunidades y por eso es importante el compromiso del Govern con la ampliación del aeropuerto de Barcelona, lo cual choca con el rechazo frontal de Ada Colau y los Comuns, pero que cuenta en el Parlament con una mayoría de grupos a favor. Lo mismo sucede con la B-40, que es esencial para el desarrollo industrial del Vallès, o con el proyecto Hard Rock en Tarragona. Son iniciativas reclamadas por el territorio que no pueden demorarse por las contradicciones de ERC. Lo sensato sería asumir que Catalunya necesita ir a elecciones para un hacer ‘reset’ una vez que los partidos independentistas han demostrado de nuevo su incapacidad para gobernar juntos. Hay que abrir una nueva etapa, necesariamente transversal, para sacar al país de la esquizofrenia.

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