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El gran año del cine catalán

El éxito de ‘Alcarràs’ no es una flor de un día:en los Gaudí la película de Carla Simón estará bien acompañada

Un fotograma de 'Alcarràs', de Carla Simón

Un fotograma de 'Alcarràs', de Carla Simón / EPC

El cine catalán celebrará esta semana su día grande con la gala de entrega de los premios Gaudí. Unos galardones, los de la Acadèmia del Cinema Català, que en alguna de sus 14 anteriores ediciones habían llegado a asemejar una competición al solitario, ante lo magro de la producción local en los peores años de las sucesivas crisis que han azotado el sector. Nada que ver con lo que sucederá en esta su 15ª edición. ¿El premio a la mejor película de producción catalana, en una lengua distinta del catalán, será para La maternal, para Mantícora o para Un año, una noche (As bestas podría haber sido considerado también de ser menos estrictos los criterios de admisión) o los académicos restañarán el agravio del contraste entre la acogida que ha tenido en Francia la Pacifiction de Albert Serra y el rechazo que ha cosechado en los premios Goya? Tras haber hecho historia al recibir el Oso de Oro en Berlín por una cinta rodada en catalán, Alcarràs debería sumar un nuevo reconocimiento, pero seguro que no por incomparecencia de otras candidatas también dignas de ello, como Suro, Nosaltres no ens matarem amb pistoles o El fred que crema. La lista de nominados a mejor director, con Albert Serra, Carla Simón, Isaki Lacuesta y Pilar Palomero, dice mucho también del nivel de la cosecha cinematográfica (y del avance registrado en los últimos años en un déficit tradicional como es el de la participación y reconocimiento de directoras, productoras, guionistas o técnicas en este sector).  

Reconociendo la bonanza en términos de oferta y calidad (no acompañada siempre por el seguimiento de un público alejado en los últimos años ya no de la experiencia presencial de las salas de cine sino también del formato del largometraje frente a la ficción seriada), la presidenta de la Acadèmia del Cinema Català, Judith Colell, ha valorado en las vísperas de los Gaudí el incremento del apoyo económico por parte del Govern a las producciones y reclama al mismo tiempo más ambición al sector audiovisual local para liderar proyectos y una recuperación del papel impulsor de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA). Aunque haría falta mucho más para contrarrestar la fuga de talento que se produce hacia un Madrid convertido en centro de la actividad de las plataformas de 'streaming'.  

Hace unos días, este diario entrevistaba también a la nueva presidenta de la CCMA, Rosa Romà. Tras reconocer que la precariedad económica de las cuentas del ente público catalán había lastrado su aportación a la producción de ficción en los últimos años, apuntaba que era «esencial» recuperarla, tanto como la programación de entretenimiento en general para conectar con el público desenganchado de los medios públicos catalanes. Pero la suma de retos ante los que estos se enfrentan –recuperar el público infantil y juvenil explorando nuevos medios y plataformas, ampliar el abanico de referentes culturales e ideológicos que reflejar, mantener la excelencia en el área de informativos– son demasiado amplios para confiar en que las aportaciones de la CCMA sean la pieza clave para reflotar la producción audiovisual, y la cinematográfica en particular. Ha de haber apuestas empresariales potentes, con mercados amplios como objetivo (lo que, como ha demostrado Alcarràs, no significa renuncia a la lengua catalana) y un apoyo activo por parte del espectador.