De Doha a Riad

Con tres semanas de pausa, la atención futbolística salta de un país de Oriente Medio, Qatar, a otro vecino, Arabia Saudí. Si a mi, nacida rozando los 70, enganchada al fútbol desde el Mundial de España 82, y trabajando de periodista deportiva desde el 88, me hubiera dicho alguien en aquellos años que pasaría del 2022 al 2023 entre estos dos países siguiendo el deporte rey…no hubiera dado crédito.

No queda otra que hacerse a la idea, sobre todo porque el contrato que la RFEF ha firmado traerá el evento aquí hasta 2029.Aunque cueste acostumbrarse a esta (a)normalidad.  Ahora que ya nadie puede ocultar la única verdad, que el fútbol va donde está el dinero y cómo se reparte (eso hay que agradecérselo a los audios) disfrutemos del formato de la Supercopa, que en eso sí hay que darle mérito a Rubiales, igual que en la renovación de la Copa del Rey.

En Arabia Saudí el Real Madrid sigue siendo el rey, de momento, en la grada.Eso sí, cuando durante el entrenamiento previo a la semifinal unos 50 niños de la Fundación Real Madrid en Riad que lo seguían desde la grada comenzaron a cantar a grito pelado y con la mejor intención eso de “así, así así gana el Madrid” pensé en que hay que pulir algunos detalles para que el invento de la universalidad del fútbol resulte más creíble…

Del primer finalista, a falta de fútbol, lo mejor fue su MVP frente al Valencia. Courtois volvió a demostrar, como en la final de la Champions, que tenerle da títulos. Y el segundo finalista deberá esperar otro Real Madrid. Será difícil que repita un partido tan flojo y con sus mundialistas en un perfil tan bajo el próximo domingo.

Ancelotti se dejó saludar por su ex amigo Gattuso. Detalle sorprendente el de un técnico al que no recuerdo haber escuchado hablar mal de nadie, y que quiso hacer público en la previa que él y Gattuso, de amigos ya, nada de nada. La cosa va de “camas”, pero no de las de Shakira y Piqué, sino de la que le hicieron a Carlo para sacarlo del banquillo del Nápoles y poner en su lugar a Gennaro, que se llama como el patrón de la ciudad meridional italiana, pero que de santo parece tener poco. 

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