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El 'procés' o morir en manos de una metáfora

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el presidente de Francia, Emmanuel Macron

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el presidente de Francia, Emmanuel Macron / Fernando Pérez

Albert Sáez

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Las metáforas son un gran instrumento de comunicación. Nietzsche decía que todo el pensamiento y toda la comunicación es metafórica. Entendemos en base a analogías. La mejor poesía es la que acierta a encontrar símiles que nos explican mejor que los conceptos o los razonamientos. La política en la era del' story telling' y el periodismo en la era digital han incrementado el uso de la expresión metafórica. Umberto Eco sostenía que las imágenes son siempre una metáfora en la medida que no son el objeto sino su representación. Los memes no dejan de ser la versión digital de las metáforas. Así que vivimos rodeados de metáforas

A muchos políticos y a más de un periodista lo que les ocurre es que acaban priosioneros de sus metáforas. Los asesores de Artur Mas se inventaron la metáfora del ‘procés’ (proceso) y murieron ahogados en ella porque se convirtió en un bucle que dio pie al llamado 'procesismo' que acabó convirtiendoo un objetivo político en un modus vivendi. El 'procés' fue el correlato del 'català emprenyat' hasta el punto que Mas nunca supo encontrar una razón política para dejar de estar enojado porque no le dieron lo que pidió a cambio de recortar el Estatut. De otra manera, Felipe González acabó siendo víctima de su gran metáfora sobre el “cambio” que no llegaba a revolución y pasaba de reforma.

Se debate estos días si el proceso catalán ha muerto al llegar los primeros frutos del diálogo y de la deinflamación/desjudicialización. Y algunos están confundiendo las consecuencias con las causas. Tiene todo el sentido del mundo que la Cumbre entre España y Francia, en la que se va a activar el hidroducto (antes gasoducto) entre Barcelona y Marsella, se haga en una de las dos ciudades. La desinflamación/desjudicialización hace que nadie dude de la bondad y conveniencia de realizar esta inversión multimillonaria porque no corre peligro de quedar fuera de la UE. Esa es la causa de la celebración de la reunión en Barcelona. Y la consecuencia es que se da un paso más en la salida del bucle procesista. La provocación sería firmar en Barcelona una inversión para Málaga. Hay seguridad jurídica, hay diálogo entre gobiernos, hay una inversión y se hace una cumbre que evidencia la distensión.Seguir con la metáfora del 'procé's no se ajusta a la realidad. Decae la analogía.

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