'Quo vadis', Ciudadanos
El partido estaba preparado para equilibrar las balanzas y se olvidaron de eso. Y ahora son un barco a la deriva
Álex Sàlmon
Periodista. Director del suplemento 'Abril' de Prensa Ibérica.
Hace unos años una serie de periodistas nos reuníamos días antes de la jornada electoral para, durante una cena, hacer una porra con los posibles resultados. Aquel 2006 las elecciones se celebraron un miércoles festivo, el 1 de noviembre, porque así era Pasqual Maragall, president saliente, muy original.
En aquella porra, de los 15 que éramos solo una papeleta le daba tres diputados a Ciutadans. La mía. No había hecho un pacto con el futuro. Se trataba de mezclar información con cierta intuición. La tendencia política marcaba esa posibilidad, a pesar de los vientos en contra.
La sociedad ha cambiado. La catalana y la del resto de España. Ya no es tan fácil que la intuición esté a tu favor. Los rumbos reinventan las direcciones. Pero existen tendencias machaconas.
Ahora, aquel partido que nació de un manifiesto impulsado por una parte de la sociedad se enfrenta a una refundación de su ideario central. Todas las virtudes consolidadas en sus años de nacimiento y en la construcción del partido en un ámbito español están por debajo de los errores reiterados en su indefinición política puesta de manifiesto el día que Albert Rivera, con 57 diputados, decidiera no emplearse a fondo para pactar con Pedro Sánchez.
Estos días, el partido se enfrenta a una incoherencia que afecta a las entrañas de la misma formación. Quien salga líder habrá pasado por los filtros del aparato del partido, con sus manías y fobias, amistades y desavenencias. Los de Inés Arrimadas, los de Edmundo Bal y otros. Este principio es contrario al origen de un partido que, en su génesis, nacía con el criterio de no generar excesivas estructuras burocráticas.
Tanto Arrimadas como Bal representan bien su ideología. El problema se instaló en los vaivenes de acercarse a la izquierda o a la derecha, según el viento. Liberales, conservadores, socialdemócratas… Todas ellas reducen el caudal político con el que llegó Cs al escenario público. Ciudadanos estaba preparado para equilibrar las balanzas y se olvidaron de eso. Y ahora son un barco a la deriva.
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